5 errores muy comunes en Instagram

5 errores comunes en Instagram

 

¿Lo viste, verdad? El otro día me zampé 4 donuts sin respirar. A lo bruto, como si tuviera un esófago de repuesto y el verano y su desnudez no me estuvieran aguardando a la vuelta de la esquina. Lo sé. Para perpetrar semejante ataque contra la operación bikini, hay que estar completamente dominado por la gula y los instintos más primarios. Y, sin embargo, tuve las santas narices de parar en seco al tiburón toro que llevo dentro y hacer la consabida foto para Instagram, cuidando todos los detalles. Que si unas peonías por aquí, que si unas hojas de eucalipto por allá… ¡Vamos hombre! ¡Si hasta me dio tiempo de pensar en la luz y en la combinación de colores mientras moría ahogada en un charco de babas! ¿Qué clase de primate soy? Puedo comer en modo destroyer y llegar a tapar el sol con mi culo sin que me importe lo más mínimo. Pero la foto previa es sagrada, oiga, y para hacerla no siento hambre ni frío ni sueño. Jamás.

Instagram se ha asentado en nuestras vidas con la firmeza implacable de un domador de leones y ya no hay fiera interior que se le resista. Tiene sus cosas, como todo el mundo, pero se hace de querer. No podemos negarlo. Nos tiene comido el corazón y la sesera. Eso sí, ya que nos vamos a rendir a sus encantos, hagámoslo con conocimiento de causa. Evitemos como a un mono con navaja estos 5 errores comunes en Instagram:

 

1. Pensar que basta con colgar fotos bonitas. ¡Ojalá fuera así! Pero no lo es. Instagram es una red que requiere mucho tiempo y mimos. Hay que ser proactivo e ir sembrando amor por donde quiera que vayas como un pichabrava. Y cuando digo amor, digo comentarios. Hay que hablar con la gente, en el perfil propio y en el ajeno. Si no te relacionas, tu galería por muy bonita que sea, estará desierta.

 

2. Seguir para que te sigan. No me malinterpretes, pero hay personas que merecen morir. Quiero decir digitalmente. Hay gente que debería estar condenada al vacío 2.0 y quedarse más sola que un duende de jardín, imaginando caras en el gotelé.  Son la encarnación del mal. Voldemort, Sauron y el hombre del saco, todo en uno. ¿Que por qué? Porque viles y taimados, te agregan para que tú hagas lo propio y después borrarte a traición cuando menos lo esperas. Primero te aman y a continuación te abandonan. Eso sí, llevándose un nuevo seguidor en el bolsillo.

Te parece feo, ¿verdad? Pues hay un espécimen nuevo en las redes que se parece mucho a este. No es una cuenta búlgara o rusa ni está a años luz de ti. Es una cuenta normalita, con la que probablemente compartes contactos. Esta persona te agrega, espera 24 horas y, si para entonces el destino no ha querido que entraras en Instagram o no te has dado cuenta de que ha empezado a seguirte y, por tanto, aún no le correspondes, te borra. ¡Y se queda tan ancha! Toda una declaración de intenciones de lo mucho que le interesas…

 

3. Usar mal los hashtags. En este punto, me declaro pecadora redomada (que no redimida). Usar el hashtag más trending topic del momento es un vicio demasiado fácil como para esquivarlo. Eso sí, cuento con el atenuante de la falta de tiempo. Y es que dar con los hashtags adecuados conlleva una labor de investigación que ríete tú de los de CSI. La idea es atraer a usuarios que compartan intereses e inquietudes contigo. Cuando usas hashtags del tipo #picoftheday consigues likes, pero no interacción, ya que estás llegando a un público muy amplio con el que difícilmente tengas algo en común. Para conseguir followers de calidad, gente que te llene el alma más que el contador de likes, lo ideal es revisar los hashtags que están usando las personas que ya te siguen, ingresarlos en el buscador de Instagram y tomar nota de las propuestas de hashtags relacionados.

 

4. Ser comercialmente agresivo. Cada red social cumple un propósito diferente y tiene sus propias reglas del juego. Por ejemplo, Pinterest es una red maravillosa para dirigir tráfico directo a tu web. Twitter viene muy bien para crear comunidad. E Instagram es maravillosa para conocer gente y hablar de tú a tú. Esto no significa que no pueda usarse para vender, ¡todo lo contrario! Pero para hacerlo de forma eficaz hay que respetar y cuidar lo genuino de esta red: las relaciones personales. Es importante construir un clima de confianza y generar interés y conversaciones en el propio medio para derivar tráfico de forma indirecta y vender a medio plazo. Para que te hagas una idea, está el oro líquido, el uranio enriquecido y después la confianza. Vale un potosí, así que no la destruyas espameando al personal.

 

5. No contar nada. Que Instagram sea una red muy visual no implica que te puedas permitir el lujo de arrojar una foto al espacio sideral sin más, con una frase corta recién salida del libro de los tópicos («disfrutando de los pequeños placeres de la vida», «el amor no necesita ser entendido», «por fin viernes»….). Debes evitar a toda costa que parezca que te has tragado de canto un libro de Paulo Coelho de tapa dura y que vas soltando frases sin ton ni son. Es mucho mejor contar cosas sencillas y reales. Porque si implicas en tu historia a la gente que te sigue, la interacción será mucho mayor.

 

Y hasta aquí los 5 pecados capitales. Me supo fatal perderme la ponencia de @piluro y @cecirendon_ sobre Instagram en Bloggever porque estoy segura de que este post habría quedado más completo. Pero es lo que tiene ser una histérica, que te encierras en una sala a ensayar hasta que un señor de seguridad te invita a marcharte y te pierdes lo mejorcito del día. En cualquier caso, a grandes rasgos estos son los pecados más gordos, los que te condenan al infierno sin remedio. Después hay mucho pecadillo suelto sobre el que también podríamos hablar, pero me vas a permitir abandonar en este punto. Mi culo está alcanzando cotas estratosféricas y empiezo a ver la cara del señor Coelho en el gotelé de la pared. Y esa es la señal irrefutable de que ha llegado el momento de levantarme de la silla.

¡Nos vemos la semana que viene!

 

18 comentarios

  1. Me ha encantado el post guapetona, verdades como puños. Esta rede se te mete en el tuétano y de ahí no sale jaja. Disfruta del día todo lo que puedas !un besote 😉
    pd: muerte a los casper y a los que no siguen ni al tato.

  2. Muy fan de los puntos 1 y 5. A años luz de ser experta ni parecido, me interesa lo auténtico, las personas bonitas y sus historias. Al final todo se reduce a usar el sentido común, quizás.
    Eres todo un descubrimiento e inspiración. Te descubrí en Bloggever, me chifló tu ponencia, y aquí me quedo!

    1. ¡Encantada de tenerte por aquí, Catalina! Como ves, estoy poniéndome al día con los comentarios. Estas últimas semanas cerrando proyectos para poder irme de vacaciones están siendo un poco caos…

  3. Susana eres increíble! Si hubiese leído el post en otro lugar que no fuese la ofi, estaría riéndome a carcajadas sin parar!!
    Creo que de todo lo que comentas, lo que menos hago y con tan pocas ganas es lo de los hashtags… Como dices, requiere tanto tiempo de investigación que honestamente paso! No me da la vida. Pero el resto… es que para ser así hay que ser el rey de los pecadores por dios! Nunca me he fijado en si la gente que me sigue, deja de seguirme al rato, pero me parece muy fuerte. Ellos se lo pierden! 😛

    Un abrazo guapa, y gracias por tus consejos como siempre! 🙂

    1. Yo igual, Valentina!! Cuando he puesto en práctica lo de los hashtags ha sido súper eficaz, pero a día de hoy no me da tiempo. ¡Un beso!

  4. Madre mía! Hace un par de días me paso, bueno más bien nos pasó a unas amigas y a mí, nos siguen dos cuentas muy lindas, las seguimos de vuelta y al otro día pues nos dejaron de seguir. Ja! Y yo que había pensado en escribirle a una de ellas para compartir uno de sus videos con mi audiencia. Que soy inocente yo jaja

    1. Es una pena que no podamos ser inocentes, ¿verdad? Supongo que llegará el día en que nadie pique y dejen de hacerlo…

    1. ¿Pues sabes que no sabía si ponerla? Pensé que la gente la iba a ver de pasada y no se iba a entender. ¡Pero ya me quedo más tranquila! Es una doble exposición para que todo salga enfocado. Primero puse el punto de enfoque en el móvil y después en mí. Ah, y por cierto, antes de todo eso hice la foto que aparece en el móvil 😉

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