¿Amigos o enemigos? Hablemos de tu competencia

cómo afrontar tu competencia

 

Querida competencia: te odio. ¡Hala, ya lo he dicho! Me he quedado más ancha que unas bragas de abuela. Basta de paños calientes. Eres molesta como un yogur con trozos, como un mosquito con hambre, como un caramelo pegado en una muela… Sinceramente, me harías un favor enorme si dejaras de existir. Haces llorar al niño Jesús. Y eso, querida, es ser chunga nivel Satanás. No soporto que siempre estés ahí: ¿acaso es pedir mucho ser yo la única del universo que hace algo determinado? ¿Tanto te molesta cambiar completamente de rumbo y dedicarte a otra cosa? ¿Mudarte a otro país? ¿Cambiar tu color de pelo para que no se parezca al mío? No sé qué trabajo te cuesta, chica. Cuando te pones tiquismiquis no hay quien te aguante.

Suena ridículo, ¿verdad? Claro, ¡porque lo es! Sentirse tan amenazado por una persona o un negocio con el que tienes ciertas cosas en común es tan poco saludable que roza lo absurdo. Pero lo absurdo también es frecuente. Todos tenemos un gremlin mojado en nuestro interior, atemorizado e insensato a partes iguales.  Por eso, hoy quiero que charlemos sobre tu competencia: ¿amiga o enemiga?

Cuando toco este tema con mis clientes, a menudo me sorprendo del malestar que puede llegar a generar y lo mucho que nos condiciona en nuestra actividad diaria. Además de hacerme reflexionar, últimamente he estado investigando sobre este asunto en busca de nuevos enfoques y estrategias para afrontar nuestra relación con la competencia del mejor modo posible. Sin embargo, siendo sincera, he de decir que la mayoría de los artículos que he leído tienen un enfoque demasiado optimista y naïf. Lo del keep calm y el flower power está muy bien, pero a veces no son aplicables.

 

¿Debemos estar pendientes de lo que hace nuestra competencia?

Esta es la primera pregunta que tenemos que hacernos, ya que todo parte de aquí: el malestar, el miedo, la inseguridad nacen cuando tomamos conciencia de que nuestra competencia existe y que lo que hace puede ensombrecer lo que nosotros hacemos. Parece que la solución lógica sería no estar pendiente de lo que hacen los demás. Pero esto me resulta un poco simplista e insentato. No está de más conocer a nuestra competencia y saber qué hace. Lo que nos perjudica es obsesionarnos y reconfigurar continuamente nuestros planes en virtud de los de la competencia. Esto sólo hará que nos sintamos perdidos cual Espinete en The Walking Dead.

 

¿Qué tipo de relación puedes tener con tu competencia?

Llámame loca, pero además de odiarla o ignorarla, puedes amarla. A ver, que no te ciegue la pasión. No lo digo en plan amor loco de verano. Más bien amor tipo primo lejano. Lo que viene siendo quererse bien y tener contacto en bodas, bautizos y comuniones.

Lejos de ver a tu competencia como un vulgar ladrón de clientes, te animo a que la veas como una aliada. ¿Cómo puede convertirse en algo bueno para ti?

Planificando proyectos en común con los que ganen ambas partes. Este tipo de colaboraciones suelen conllevar un aumento del número de clientes y una mayor visibilidad.

-Si tienes una buena relación con tu competencia, puede derivarte encargos en situaciones de picos de trabajo.

-Cuando tú eres tu propio negocio y no tienes compañeros con los que compartir experiencias y problemas, relacionarte con alguien de tu sector e intercambiar opiniones y consejos es de lo más liberador.

 

¿Cuándo tu competencia deja de ser tu competencia?

Hasta aquí todo ha sido muy bonito: tomárselo con calma, hacer el amor y no la guerra… ¿Pero qué sucede cuando la actividad a la que te dedicas o la actitud de tu competencia no te permiten estar tranquilo? Si ofreces un servicio profesional, puedes gestionar este asunto con más facilidad, ya que tu personalidad y tu branding siempre van a diferenciar tu trabajo del de tus competidores y no vas a sentir tanta presión. Sin embargo, cuando vendes un producto y hay otra empresa que vende eso mismo (porque tiene el mismo proveedor o, mucho peor, porque copia lo que haces) el keep calm se nos va al pedrete.

Por eso, y este es el punto al que quería llegar, sólo hay una fórmula realmente efectiva para que la competencia no te genere malestar: innovar, formarte continuamente, ir siempre por delante de tu competencia y no por detrás. No se trata de estar pendiente de lo que hacen para contraatacar. Se trata de tener una voluntad auténtica de mejora de tu negocio, de poner tu energía y tiempo en descubrir nuevas fórmulas, materiales, sistemas, ideas, técnicas que te hagan estar en constante evolución. Ser una mente inquieta y estar continuamente investigando. Cuando eres el primero de la fila y fijas el punto de mira en lo que tienes delante es muy difícil que los demás puedan alcanzarte.

 

Espero que estos consejos hayan sido como una estufita para nuestros gremlins mojados y que, secos y a resguardo, nos resulte cada vez más sencillo afrontar de una forma saludable el modo en que vemos al resto de profesionales y empresas de nuestro sector. Dicho esto, sólo me queda añadir lo siguiente: querida competencia, te amo.

 

El próximo miércoles no habrá post porque me he auto-recetado un descanso blogueril para pasar la Semana Santa como dios manda. ¿Viendo procesiones? ¡No! Tirada a la bartola, hermanándome con el sofá y dejándome querer más horas de lo decente por el colchón de mi cama. Me despido hasta el día 30 y volveré con un añito más.

 

¡Disfruta mucho de estos días y no escatimes en confeti!

 

15 comentarios

    1. Ains, en ello estamos… Me quedan 46 días con brackets y una vez que me los quiten voy a hacer la operación engordini 😉

  1. Susana, me encanta que siempre intentes darle una vuelta de tuerca a las cosas. He leído mucho por ahí en plan como tú dices, súper happy y no todo es así. Gracias mil por el consejo, me ha parecido súper practico. Un beso, felicidades por tu cumple!

  2. Siempre das en el clavo, tus posts son de los pocos que leo de principio a fin sin saltarme cosas porque sé que siempre encuentro oro puro. Este me viene como anillo al dedo, gracias, linda!

  3. Hola Susana!!

    Los miércoles son los días de la semana que más trabajo tengo, pero se me hacen más llevaderos porque sé que lo primero que voy a hacer después de desayunar como una campeona es leerte 🙂

    Yo creo que tener competencia es algo bueno y sano. Significa que haces cosas interesantes y que están bien, que tienen calidad. Sentirse el único en el universo que puede hacer algo o realizar determinado tipo de servicio es arrogante e improductivo. Al final si te empeñas ser el único en algo lo conseguirás: te quedarás más solo que la una en tu pedestal ficticio.

    También creo que es interesante definir quien es tu competencia realmente, porque no lo es cualquiera. A veces piensas que es una marca en concreto y nada más lejos. Estás preocupándote por algo o alguien que no tiene nada que ver contigo ni con tu trabajo. Es importantísimo saber identificar qué es y qué no es competencia no solo por evitar pérdidas de tiempo, sino porque además es mucho más productivo y motivador poner el punto de mira en algo que realmente sea capaz de inspirarte. Tu trabajo tiene mucho que ver con el espejo en el que lo miras y con quien te comparas.

    Por último pienso que has puesto el dedo en la llaga (para variar ¡eres más listan que los ratones coloraos!) en el tema de la innovación. Siempre es bueno ver qué se cuece en otros sitios, realizar colaboraciones interesantes y fructíferas para varios negocios al alimón, pero sobre todo es importante tener tus ideas, tu proyecto, tu visión en marcha por encima de todo lo demás. Formarte constantemente y aportar cosas nuevas a tu negocio. Es la única forma que conozco para dejar de bailar al son que marcan otros y hacer que sean ellos los que bailen al ritmo al que tú te meneas 😉

    Un besote Susana, en nada las dos sumamos un año más, pero no quiero anticipar las felicitaciones!! Encantada de leerte

    1. Si es que donde hay tablas y cordura… No puedo estar más de acuerdo, Beatriz. Lo primero es saber quién es nuestra competencia y no estar viendo gigantes donde sólo hay molinos. No todo el mundo es competencia, y no ya por el tamaño o por la calidad, sino porque simplemente ofrecen otra cosa destinada a otro público. Para mí sois un ejemplo de lo que comentaba en este post: trabajáis de dentro hacia afuera, según vuestros intereses, inquietudes y aptitudes y eso hace que el trabajo se diferencie por sí mismo. Cuando miras hacia dentro y no hacia afuera es muy complicado que tu trabajo se parezca al de otro.

  4. Pero qué razón tienes!!
    Lo que yo creo que hay que hacer es ponerse las pilas e intentar crecer. Que la competencia te empuje a hacer cosas nuevas y mejores así los que saldrán ganando, aparte de nosotros, serán tus clientes que verán que, lejos de quejarte, vas ofreciendo lo mejor de ti cada vez.
    Yo soy de las que piensan que somos muchos y hay sitio para todos, y que si alguien te come la tostada algo no estarás haciendo bien.
    Un besazo y un gran tirón de orejas!!

    1. Jajajaja, ¡gracias, Begoña! Totalmente de acuerdo contigo. Con un poquito de sentido común esto de la competencia es mucho más sano y provechoso.

  5. Hola Susana, la verdad es que comparto al 100% tu enfoque. Esto de odiar a la competencia es algo que pertenece al pasado y a una forma antigua de hacer negocio. Las cosas por suerte están cambiando, y todo va hacia la colaboración, el compartir conocimientos, el ayudarse. Me encanta esta perspectiva y de hecho veo que ya es una realidad entre los cracks del mundo de los blogs. Yo estoy deseando llegar a este momento, de conocer más gente de mi sector, hacer amigos… Todo esto es genial.

    Si te digo la verdad, cuando me puse a investigar sobre mi proyecto y definir la idea fue prácticamente imposible encontrar a mi «competencia» y esto me da mucha pena. Yo he llegado a la conclusión de que hay pocos diseñadores gráficos animados en hacer crecer su negocio a través de una plataforma digital. Son los típicos que se limitan a tener un portafolio en Dribble y Behance, y tan contentos.

    Ojalá más gente de diseño se anime a contar sus secretos en un blog. A mi me harían feliz y el mundo sería un lugar más bonito!

    Un abrazo! 🙂

    1. Exacto, Valentina. Si se hacen bien las cosas, hay sitio para todos. Y si además podemos aprender unos de otros, el mundo será un lugar mejor en el que vivir 🙂

  6. Una de las primeras lecciones de vida que me llevé con mi negocio fue la de enfocar mis energías en encontrar mi tono, mi forma de hacer las cosas, en definitiva, en my way, en lugar de enfocarlas en lo que hacía o dejaba de hacer mi competencia y lo que pensaba o no pensaba de mí.
    Desde entonces, vivo más en paz conmigo misma, sabiendo que hay sitio de sobra para todos y que lo más bonito es encontrar esos puntos en común con nuestra competencia que nos unen más que nos separan. Unos querrán y otros no, porque egos gigantestcos, haberlos haylos.
    Feliz cumpleaños por adelantado, descansa y un abrazo gordo!

    1. ¡Totalmente de acuerdo, Ana! Es verdad que lo del choque de egos es un problema. Por eso creo que es fundamental hacer ese ejercicio de reflexión y de contención que comentas. Una vez superado ese escalón es como pasar a otro nivel, con menos presión y menos angustia por lo que hacen los demás. ¡Un beso!

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Si es la primera vez que vienes por aquí, me presento: soy Susana, una publicista con una cámara pegada en la mano. Éste es el lugar desde el que comparto todo lo que sé sobre comunicación, marketing y publicidad (y sobre donuts, mi madre, lo divino, lo humano…). Quédate un rato conmigo; ¡las risas están aseguradas!

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