Cuando el estrés se hace crónico

cuando el estrés se hace crónico

 

Está el rinoceronte de Java, el tigre de las nieves y después estoy yo. Por ese orden. Todos en peligros de extinción. Ellos, por la caza furtiva y la invasión de su hábitat. Yo, por el uso y abuso de la jornada laboral. Por ser lo que se dice en mi tierra una mijita jartible. Lo que viene siendo pesada en grado superlativo.

Sí. Porque yo soy de las que dicen «estoy teniendo una racha de mucho trabajo» durante un año seguido, sin detectar que la frase está al borde de desintegrarse en el aire de tanto usarla. Y es que una racha no es un año ni dos; es un mes a lo sumo. Y cuando se sobrepasa, ya no estamos hablando de un simple periodo de estrés normal, sino de estrés crónico.

Pero, ojo, que esto no me pasa sólo a mí. Que aquí quien más y quien menos se está consumiendo como una velita a golpe de jornada laboral extralarga. Cada vez que hablo con un autónomo es como si me hubiera metido en un bucle espacio-temporal. La conversación es exactamente la misma con independencia de la identidad del interlocutor. Siempre. Todos estamos un poco estresados justo ahora, en este preciso momento. Entendiéndose por «ahora» ese periodo de tiempo insondable que va desde el instante en que nos dimos de alta hasta el día del juicio final. Un presente continuo como un templo.

Va siendo hora de admitirlo. Vamos a quitarle el carácter extraordinario a esta situación y a vestirla de calle. Porque cuando la tratamos como un fuego que hay que apagar, como una etapa de la que vamos a salir pronto haciendo horas extras, vivimos en un sobresfuerzo permanente, en un estrés perpetuo, en un soñar siempre con un mañana que nunca llega, en el que al fin tendremos un horario normal. Y mientras tanto, la vida pasa.

¿La solución? Sólo hay 2 caminos:

A) Quitar el carácter excepcional a la situación y afrontarla dentro de una jornada de trabajo normal, de 8 horas. Esto implica asumir que siempre tendremos una larga lista de pendientes y aprender a vivir con ella, como una mala suegra, sabiendo que esta ahí, oculta en la penumbra del pasillo, lista para encaramarse a nuestras chepas en cualquier momento.

B) Tomar decisiones drásticas e inmediatas sobre el volumen o las características de los proyectos que vamos a coger en adelante y mantenernos firmes y decididos como los pechos de Sabrina en la Nochevieja del 87.

No hay más. A ó B. No hay soluciones intermedias que no impliquen un poco de autoengaño y mucho de volver a lo mismo de siempre. Yo opté por la opción B hace muchos meses y aunque no pude ser 100% drástica porque tenía una lista de espera inmensa, ahora que ya queda poco para ver la luz al final del túnel sé que no me equivoqué. Es más, ojalá hubiera tomado la misma decisión un año antes. Hoy estaría escribiendo este post a ritmo de conga y hasta habría tenido tiempo de hacerme un eyeliner perfecto sin apuñalarme un ojo.

En resumen, si leyéndome acabas de darte cuenta de que llevas un año repitiendo que estás pasando por una racha de estrés, llámame loca, pero igual deberías tomar medidas. Que en la penumbra del pasillo, en compañía de las suegras se serie Z,  habitan otros seres del mal como los infartitos, las úlceras, las migrañas y en general la falta de gozo y disfrute.  ¡No tentemos a la suerte! Así que piensa: ¿qué vas a hacer? ¿A ó B? ¡Y cuéntamelo en los comentarios!

 

¡Hasta la semana que viene!

 

 

14 comentarios

  1. Y voy leyendo y cada párrafo me siento más identificada . Vamos a por la opción B . Susana nos alegras la semana y nos abres los ojos!

  2. Eres una fenomena. Me atrapas siempre desde la primera línea. Llevo un rato leyendo sin parar todos tus posts y a cada cual más genial. Aquí tienes una lectora entregada nueva, aunque aún no sepa si la a o la b

  3. Desde que algún ser del mal me dio un sustito opté por la opción A, pero sigo sin manerjarla porque creo que si no la acompañas de cierta dosis de B no sirve de mucho, como dices la lista acecha y se sube a la chepa en cuanto te descuidas… así que estoy dando mis primeros pasitos en el B…. espero aprender a tiempo de esquivar a los seres de serie Z y mientras porfa sigue compartiendo tus avances!

  4. Un año? Yo llevo así 2 y medio. Leo tu post y se me hace un nudo en el estómago y las lágrimas se empujan a la puerta de mis lagrimales cual churumbeles en la fila (?) de salida al recreo…

    Ojalá pudiera optar por la B, lo tengo más que decidido, pero mira que resulta difícil, oiga! Pero lo intentaré, como hacer yoga a diario, cada día un ratito.

    Un besazo!!!

    1. María, no te lo pienses y hazlo. Tiene consecuencias a veces no muy buenas, pero mejor eso que tu salud.

  5. Para mi fue una mezcla de A y B. Por un lado me doy temporadas de margen para refrescarme mentalmente (yo lo llamo «vacaciones creativas» porque descansas de lo que te poner nerviosa pero sigues haciendo otras cosas productivas para el negocio). Por otro, decidí centrarme en un publico màs pequeñito y selecto de tal forma que comencé a trabajar menos pero en productos de mucha más calidad. El feedback ha sido increible y, por si fuera poco además, estoy mucho más feliz y centrada, y eso creo que también se va reflejando en todo lo que haces. Lo bueno se retroalimenta a sí mismo!

    Me costó casi seis años parar y darme cuenta de que mi pico de trabajo se reía en la Misma jeta del Everest, pero lo conseguí y sí, ojala lo hubiera sabido un año antes. O dos, o tres…

    Un besín Susana, me encanta leerte cada miércoles!

  6. Más razón que un santo! Yo también soy una mijita jartible o como dice mi madre, un culo inquieto.
    Mi época va por los dos años y medio y no soy autónoma pero cuando termino la jornada laboral me encierro en mi mini actual proyecto de bloggerismo, ósea que al caso no desconecto el cerebro nada más que cuando empiezo a roncar. Consultaré con la almohada que opción vamos a tomar!
    ¡Ánimo! 🙂

  7. Tal cual has contado, cada punto y cada coma. Yo no he pasado sólo un año, han sido bastantes más hasta que me dí cuenta, o mejor dicho mi salud me avisó. Lo pagué caro muy caro. Un besito guapa.

  8. Pues en pro de mi salud mental al final he optado por la «B». Aunque sean proyectos más rentables que otros que hago, la verdad es que esos otros me satisfacen mucho más y no acaban con mis nervios. Como tú no he podido ser radical ya que tengo cosas pendientes, pero estoy decidida a no aceptar proyectos con cierto tipo de características y con los que acabo loker perdida. ¡Un abrazo grande!

  9. No sé si me gustan más tus fotos, tus textos o tus consejos! Lo ideal sería combinar A y B y no sólo siendo autónoma. Pero puestos a escoger tienes razón en coger el plan B. Ser selectivo es importante. Si trabajas 8 horas pero lo que haces no te motiva, es mortal. Y más tu, estoy segura que vas a atraer muchos proyectos preciosos! Un beso enorme

  10. En primer lugar, cómo me gusta leerte!
    Lo de autónoma 8 horas es complicado, porque el estar en casa y no consultar el correo, organizar la agenda, preparar documentación…Lo sigues haciendo. Sentarse a las 10 en el sofá es un logro, si lo hago me siento culpable…Para mi no es solo pensar que tengo mucho trabajo pendiente, sino que no estoy produciendo y me siento culpable, es como si estuvieras perdiendo el tiempo.
    Sí he conseguido, que a no ser por fuerza mayor al menos mitad del sábado y domingo no encender ordenador, pero si estás en casa, hay veces que lo haces.
    La opción B es la que estoy intentando tomar. Antes lo aceptaba todo porque no podía rechazar el dinero ( pensaba) y además, presupuestos bajísimos que me creaban mucho estrés y al final, no eran rentables.
    Un beso

  11. Recordaré tu plan A y tu plan B allá donde cualquier jornada laboral que atente con «apuñalarme un ojo con el eyeliner», «lavarme los dientes con body milk», «no tener los bajos pa´farolillos» o no me deje tiempo de leer tus post tome posesión de mi calendario y de mi vida. Punto. Gracias!

  12. Creo que voy a optar por las dos opciones porque últimamente tengo una ansiedad que ni la de un yonki en Proyecto Hombre. Una semana más, GRACIAS.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

susana_torralbo_baja-106

¡Hola, caracola!

Si es la primera vez que vienes por aquí, me presento: soy Susana, una publicista con una cámara pegada en la mano. Éste es el lugar desde el que comparto todo lo que sé sobre comunicación, marketing y publicidad (y sobre donuts, mi madre, lo divino, lo humano…). Quédate un rato conmigo; ¡las risas están aseguradas!

Suscríbete

Y consigue mi guía gratuita para aumentar tu audiencia en Instagram y convertir seguidores en clientes.

Categorías

Vente a mi escuela comunicación y marketing online y aprende sobre Instagram, storytelling, lanzamientos… con los cursos más completos y cuidados que hayas visto jamás.

¿Conoces mi curso Up & Roll?

Es el único curso en castellano que aborda el proceso completo en Instagram de principio a fin. Branding, fotografía, redacción de textos, estrategias de crecimiento…