Cómo irte de vacaciones como una persona normal siendo emprendedor

como irte de vacaciones siendo autónomo

 

Hace un par de veranos anidó en mi cabeza una familia de golondrinas. Pusieron huevos como para repoblar toda la comarca de Molina de Aragón. Hicieron obras, vistieron los armarios empotrados, enlosaron el patio y hasta invitaron a una barbacoa a los vecinos. Mientras tanto, yo, cual gato de escayola, tecleaba frente al ordenador, completamente estática y ajena a lo que el ciudadano de a pie conoce como vacaciones, relax y siesta. Era mi primer año de emprendimiento y el verano me pilló demasiado preocupada pensando que se acabaría el mundo en el instante en que dijera que no a un cliente. Así que, por el bien común y a fin de evitar el advenimiento y la apocalipsis, sólo me fui 6 días de vacaciones. Conseguí desconectar el quinto día, un segundo antes de empezar a deprimirme por el final inminente.

El segundo año fue distinto, pero no mejor. En esta ocasión, conseguí irme 2 semanas de vacaciones entre sudores, sangre y lágrimas. Pero fue tanto lo que tuve que trabajar antes de irme y a mi regreso, que no sé si me sirvieron para algo más que para encanecer como una loca y perderme muchas cosas. Hay que tener cuidado con esto. La línea que separa el apego al trabajo de la exclusión social es muy fina. Una empieza echando dos horas extras y termina con un criadero de gatos en casa, haciendo colchas de patchwork con los retales de su vida y hablándole al gotelé.

Pero este año me he propuesto ser la ama del universo, la faraona de la vía láctea, la virreina del mundo del ocio. Voy a conquistar la galaxia con la pértiga olímpica que me he fabricado para esquivar la dichosa piedra con la que tropiezo cada verano. Esta vez tengo un plan para vacacionear como cualquier hijo de vecino. Un plan premeditado y analizado hasta el detalle, que empecé a urdir hace justo un año. Por eso hoy quiero compartir contigo cómo irte de vacaciones como una persona normal siendo emprendedor:

 

1. Planea tus vacaciones con un año de antelación. Y cuando digo un año es un año, con sus 365 días y su mes bisiesto si hace falta. Yo he probado a hacerlo 6 meses antes y me ha salido el tiro por la culata. Cuando trabajas por proyectos y sólo te anticipas 6 meses es muy posible que no puedas encajarlos igual de bien y al final se solapen demasiado y te hagan  sudar la gota gorda. Yo planifiqué mis vacaciones de este año durante el verano pasado. Decidí la duración (un mes) y la fecha que más me convenía (del 15 de julio al 15 de agosto). Anoté esa fecha en la agenda y la mantuve a salvo durante todo el año.

 

2. Cuenta con los imprevistos. En un mundo perfecto, bastaría con no coger trabajo en el periodo que has reservado para tus vacaciones. Pero en la Tierra las cosas no funcionan así: aquí existen las estrías, la ley de Murphy, la gravedad, el libre albedrío, el pie izquierdo y los jardines donde no debes meterte pero te metes. Y tenemos que contar con ello. Por eso, este año, al planificar mi agenda, no sólo he tenido en cuenta mi mes de vacaciones. También he contado con la semana anterior y la posterior. Porque siempre hay algo que se retrasa, que se estropea o que surge de la nada sin que puedas decir que no. Siempre. Así que, para no poner en peligro mis vacaciones, he blindado los días previos y los posteriores. Esto no me va a librar de correr hasta la fecha como si me estuviera persiguiendo una jauría de perros zombies en celo. Lo sé. ¡Pero mis vacaciones están a salvo!

 

3. No seas optimista con tu tiempo. En abstracto, todos nos creemos superhéroes. En nuestra mente somos capaces de abrir el Mar Rojo, tallar las Tablas de la Ley, terminar la Sagrada Familia y pasar la mopa en una sola tarde. Pero a la hora de la verdad las estimaciones nunca se corresponden con la realidad. Todos los procesos son siempre más largos de lo que habíamos pensado en un principio porque no sabemos desglosarlos en abstracto. Así que al final terminamos durmiendo poco, trabajando más y fantaseando con la reencarnación como única opción para cumplir con todo lo que tenemos en la agenda. Por eso, yo  trabajo con un calendario individual por proyecto en el que desgloso todas las tareas y les asigno un plazo generoso. De este modo puedo saber cuándo empieza y termina cada trabajo y he conseguido organizarme de forma más realista sin poner en peligro mis vacaciones.

 

Soñar con unas vacaciones a mi medida y no a la medida de otros, blindarlas por delante y por detrás y ser la tía más organizada de este lado de la galaxia me han traído a este punto tan dulce en el que puedo ver la luz al final del túnel. Luz de verbena, por supuesto. Y de atardeceres en la playa y amaneceres tardíos, sin despertadores ni preocupaciones que me impidan dormir hasta que el cuerpo diga lo contrario. Y para hacerlo a lo grande y desconectar como dios manda, el 13 de julio publicaré el último post (hasta septiembre). Volveré ahíta de gazpacho y despiporre, súper vitaminada y morena como una Beyoncé chipionera.  Con las ideas a tope de power y muchas ganas de volver a partirme el lomo, entre tecla y tecla, cada miércoles.

 

¡Hasta la semana que viene!

 

 

9 comentarios

  1. Yo estoy ya con los manquitos puestos, las chanclas y la gorra-bisera bien calada haciendo la cuenta atrás!! ;D

    Eso sí, voy a echar muchísimo de menos tus post de los miércoles que me dan la vida, pero es un sacrificio que estoy dispuesta a hacer y además de buen grado.

    A disfrutar de las vacaciones que te lo mereces Susana!! Besos!

    1. Jajajajaja, ¡y yo que me alegro! Y como eres tan buena maestra, en breve voy a seguir tu ejemplo. ¡Felices vacaciones! Te deseo mucho descanso, muchas tapas y muchas noches a la fresca. Eso sí, te vigilaré como anciano que mira unas obras en Instagram. ¡Atentamente!

  2. Me parece muy interesante tu post, la verdad es que para mí es mi primera toma de contacto como emprendedora y es cierto que he acabado rechazando vacaciones o más bien tomando los dias en la playa con cámara, portátil y móvil en mano.

    Cuando empecé este proyecto me propuse hacer 8 horas diarias fijas y creo que nunca he trabajo sólo 8 horas… Me queda mucho por aprender.

    Gracias por compartir tu experiencia y tu forma de organización.

    1. Es un camino largo, María!! A veces es muy frustrante porque piensas que algo debes estar haciendo mal para no tener un horario como dios manda y una vida organizada. ¡Pero nos pasa a todos! Poco a poco, la cosa se normaliza, ¡te lo prometo!

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