La gran lección de 2016 que jamás olvidaré

la gran lección de 2016

 

Querido lector: yo soy una persona que tropieza mucho y aprende mogollón de ello. Así que si te digo que 2016 me ha vuelto muy sabia, ya puedes hacerte una idea de cómo tengo las espinillas. Como un montadito de pringá. Tengo constelaciones de hematomas dignas del interés de la NASA. Pero no pasa nada. Es sapiencia en tecnicolor: primero morado, después rojo y al final verde. A mayor festival cromático en mis contusiones, más puntos en el carnet de persona erudita. Eso es así aquí y en la China Mandarina.

Yo empecé 2016 en la cresta de la ola (o eso quería creer). En enero ya tenía una lista de espera de un año. Es decir, que no debía preocuparme de captar clientes en 12 meses. Lo único que tenía que hacer era concentrarme en sacar los trabajos adelante. Suena bien, ¿verdad? Nada de ventas, nada de incertidumbre, sólo trabajo. ¡Paparruchas! Son tantos los improperios que se me amontonan en la mollera que no sé si seré capaz de contar, de forma ordenada y lógica, por qué esta situación idílica es la mayor trampa mortal posible.

-Cuando llenas tu agenda a un año vista, no puedes subir tus precios en ese periodo de tiempo. Es decir, aunque cambies tu tarifa ahora, no lo notarás hasta dentro de un año.

-Cuando todo tu tiempo está comprometido en el plazo de 12 meses, cualquier plan personal importante se queda fuera. Por ejemplo, no puedes quedarte embarazada. Tu vida deja de ser tuya no sólo durante tu jornada laboral; también deja de pertenecerte a largo plazo. Esto, a una edad en la que juegas a la ruleta rusa con tu fertilidad, no es un inconveniente; ¡es un drama de dimensiones titánicas!

-En el momento en que llenas tu agenda durante tanto tiempo, estás cerrando la puerta a un montón de proyectos golosos y súper interesantes que irán surgiendo por el camino de forma inesperada.

-Si el desarrollo de tu trabajo depende de la colaboración de los clientes, sufrirás retrasos en modo bola de nieve que te asfixiarán durante todo un año.

Como sabes, una parte de mi trabajo se basa en diseñar y desarrollar webs. No es lo único que hago (también ideo estrategias de marketing y comunicación, escribo, hago fotografía corporativa e identidad de marca… y subo las escaleras de dos en dos, soy la mar de completa). Pero es el servicio que más demanda tiene, tanta que prácticamente en un par de meses lleno la agenda para todo el año sólo con las webs. En realidad, soy como un médico. Funciono por citas. De modo que para poder dar cita al próximo paciente, necesito saber cuándo voy a terminar con el anterior. Por eso, todos mis proyectos de páginas web tienen un calendario de trabajo que comparto con mis clientes. En él no sólo pautamos la fecha de inicio y fin. También acordamos (con meses de antelación) la fecha en la que ellos deben entregar su contenido (textos y fotos). Todo muy lógico, ¿verdad? Pues no sirve de nada. El 90% de las personas con las que he trabajado me lo entrega increíblemente tarde. Esto hace que yo tenga que correr como si no hubiera un mañana para terminar la web a tiempo y no retrasarme en la siguiente.

Por el camino, lo he intentado todo: avisos periódicos, guías de ayuda para preparar el contenido, disponibilidad previa absoluta para dudas y consultas, penalizaciones en el contrato en caso de retrasos, premios, plazos más estrictos… Hasta llegué a grabar un video en el que explicaba directamente a cámara la faena inmensa que suponía para mí una entrega tardía. Sólo me ha faltado llorar en público y/o presentarme a domicilio en plan cobrador del frac. Pero nada de esto ha servido. ¿Sabes por qué? Porque he intentado cambiar algo que no está en mis manos y que es intrínseco a la naturaleza de las personas: dejarlo todo para última hora.

2016 me ha enseñado que luchar por cambiar lo que no está en nuestras manos sólo nos drena la energía. He estado tan obcecada con esto que durante mucho tiempo no me di cuenta de que había una solución más sencilla y realista, algo que sí estaba en mis manos: cerrar la agenda y no dejar que se llenara tan a largo plazo. Y además, filtrar la demanda para elegir menos proyectos de este tipo y dejar así espacio a trabajos en los que no dependo tanto de la colaboración de mis clientes.

Este año he aprendido que hay que valorarlo todo a largo plazo, incluso aquello que parece bueno. Lo que hoy es una fuente clara de tranquilidad, mañana puede convertirse en la soga de tu propia horca. En los negocios, tener mucho trabajo no es siempre lo mejor. Si éste, por mucho que te guste, no se adapta al ritmo de vida que deseas… ¿de qué sirve?

Ha sido un año duro como el talón de un indio. Como la rodilla de una cabra. Como un tractor a pedales. Pero para dura yo, que estoy hecha de turrón de Alicante de los 80’s y pienso dejar a 2017 sin dientes si intenta morderme.

Por eso, el nuevo año llegará cargado de cambios: tendremos nuevo ebook, reformularé mis servicios, me veréis más a menudo en formato video y… ¡Brad Pitt por fin será mío! Bueno, y después está lo de mi carrera musical y la conquista del espacio. Pero eso te lo contaré en enero…

 

Hasta aquí el último post de 2016. Volveré a darle a las teclas fuerte y sin pausa, como un mono epiléptico, el miércoles 11 de enero. Hasta entonces, espero que caigas en todos los tópicos navideños. Deseo que comas mucho y bien, que regales y te regalen, que cantes, bebas, bailes y toques la pandereta a ritmo de conga caribeña. Deseo que desees y que se cumpla. Y deseo que vuelvas cuando todo pase. Porque nada me apetece más que afrontar 2017 contigo.

Gracias por estar ahí. Este año, lo mejor de este blog, sin duda, has sido tú.

 

¡Feliz Navidad!

 

 

15 comentarios

  1. ¡¡No sabes cuanto me gusta tu estilo de contar y transmitir!! Tienes un grandísimo talento y te imito siempre…
    Te deseo que sigas a mi lado porque eres mi botón de autodescubrimiento y me sireves de mucha ayuda y orientación . Que se cumplan tus planes y sueños

  2. Uf, Susana,… ha sido increíblemente clarificador.

    Me presento, soy tu competencia (recordáis aquel anuncio? «hola, soy tu menstruación», pues igual).

    Hasta ahora pensaba que sería genial tener más trabajo. No me quejo, pero las cosas van saliendo a salto de mata… aunque no puedo quejarme de que me falte, pero sí que me gustaría algo más de seguridad….

    Aunque ahora debo decir «me hubiera gustado». Aunque hago algo de programación, nunca había pensado en meter esa variable en el if-else…

    MENUDO REGALAZO DE NAVIDAD, SUSANA, MUCHÍSIMAS GRACIAS!!!

    Te deseo un estupendo 2017, pero bueno de verdad, no de lo que deseamos… que a veces va y se cumple…

  3. Bueno, has identificado el problema y has encontrado las herramientas para solucionarlo, ya sólo te falta llevarlo a cabo. Ánimo, seguro que lo consigues antes de lo previsto!

  4. Cuánto te comprendo Susana. Pero como siempre digo, de los errores se aprende. Tómatelo como una experiencia más, porque siempre encontrarás cosas que mejorar en tu trabajo, y que así sea, que sino nos estancamos y eso es lo peor que le puede ocurrir a una emprendedora creativa 😉 Un beso.

  5. Susana, lo has conseguido! Me has tocado la patata, pero bien!

    Me ha emocionado tu despedida, pero sobre todo tu relato. Me ha gustado que hayas compartido con nosotros tu experiencia, y sobretodo tu aprendizaje. Está claro que en esta vida todo pasa por algo, no lo dudes!

    Descansa, y disfruta de tu familia y gente querida estas navidades, y después vuelve con fuerza que aquí te esperamos todos! 🙂

    Un abrazo

  6. jajaja, ¡Susana! por lo que he leído… yo debo ser una de tus mejores clientes, he cumplido siempre los plazos y he hecho todos los deberes que me has marcado!! FElICES FIESTA y muchas gracias por todo. ¡Besos!

  7. Genialísimo, como todos tus post, que emcionan y hacen reír. Me encanta el optimismo que desprendes y el chute de optimismo que me entra cuando te leo.
    Gracias por tus post y que el 2017 vuelvas muy pero que muy bien.
    Besos y disfruta!

  8. Bravo Susana!!

    Me encanta oir que has cogido al toro por los cuernos y que empiezas a hacer cambios para salir de ese bucle en el que estabas metida 😉

    Estoy deseando ver ese nuevo ebook (ya sabes que si necesitas algo, aqui me tienes) y todas esas novedades. Tienen muy buena pinta!!

    Eres una gran profesional y eso se nota!!
    Te deseo lo mejor para el año que llega y aquí tienes a una incondicional de tu blog,de tus fotos y de tus textos, que son increibles!!

    Un abrazo!!

    Elsa

  9. Muchas gracias por compartir tu experiencia, la verdad es que nunca me hubiera planteado que el hecho de tener toda la agenda del año completa de clientes pudiera ser un problema… pero tiene todo el sentido lo que cuentas 🙂 Y, como dices, de los errores se aprende, seguro que tienes mucho más claro cómo afrontar el 2017 y eso es importante, sobre todo, tus ganas e ilusión. ¡Me encanta leerte! Un abrazo, Lidia (Blogirl 😉

  10. Feliz Navidad Susana! Como siempre, un placer leerte y aprender de todo lo que nos cuentas.
    Me quedo con una gran verdad que nos acabas de contar, intentar cambiar lo que no está a nuestro alcance nos drena la energía. Para el año que entra me lo aplico desde el minuto 1.
    Un abrazo!

  11. ¡Feliz Navidad! A ti Susana y a todos los «Torralberos» que te seguimos. En breve hará un año que oí hablar de ti por primera vez y la verdad es que estoy muy contento conmigo mismo por haberme obligado a trabajar contigo.

    Comenzamos con el diseño de nuevo logró y ahora con el paquete completo, y sabes qué, que estoy seguro que será mi trampolín.

    Encantado como siempre de leerte!!

    Muchos besos!
    Pablo.

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Si es la primera vez que vienes por aquí, me presento: soy Susana, una publicista con una cámara pegada en la mano. Éste es el lugar desde el que comparto todo lo que sé sobre comunicación, marketing y publicidad (y sobre donuts, mi madre, lo divino, lo humano…). Quédate un rato conmigo; ¡las risas están aseguradas!

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