Naming: 4 pasos para encontrar el nombre perfecto

A veces iniciar un proyecto te puede poner en situaciones muy intensas. Intensas en plan Glenn Close en Atracción fatal, pero sin cuchillo (o con él, porque aquí quien más y quien menos tiene sus taritas mentales). Una de las cosas que te hacen volverte más majareta es dar con el nombre perfecto. Quieres que sea original, novedoso, que no lo esté usando nadie, que transmita ciertos valores, que sea fácil de pronunciar y de memorizar, que tenga musicalidad… Y yo quiero comerme un chuletón de 2 kilos y engordar como si sólo hubiera tomado un vaso de agua. ¡Es muy complicado!

De hecho, si hay algo difícil para los publicistas, más allá de la creación de la identidad de marca, es el naming, decidir cómo se va a llamar un producto, servicio, marca o negocio.

Por eso y para que no llegues a cotas máximas de locura y veas encanecer tu pelo por momentos, he preparado el post de hoy. Una lista de pasos a seguir para dar con un nombre adecuado para tu proyecto, que además es un método de ahorro alucinante en tintes y peluquería. ¡Empezamos!

llamame_X_blog

Hace unos años tuve un novio que me invitó a pasar una Navidad en su pueblo (empiezo a parecer una abuela cebolleta). Lo que no sabía era que toda su familia iba a asistir en tropel al encuentro y lo que en un principio parecía ser una semana romántica, se convirtió en un desfile de tíos, primos y abuelos, con sus correspondientes presentaciones, pellizcos en los cachetes y almuerzos y cenas de rigor. La guinda del pastel la puso una de sus tías en el momento en que, no se sabe por qué tipo de asociaciones mentales, decidió empezar a llamarme Begoña, que se parece a mi nombre lo mismo que un melón a una raqueta. No volví a ser Susana hasta regresar a casa.

La señora se afanaba en darme conversación: Begoña para arriba, Begoña para abajo… Pero yo, la falsa Begoña, rara vez atendía a lo que le decían, y cuando lo hacía no terminaba de meterme de lleno en la charla y sentir que encajaba en aquel lugar y aquella familia que, quitando ese pequeño detalle, era la mar de cariñosa y encantadora.

Y es que ese pequeño detalle es muy importante. Porque uno no se llama de un modo determinado de la noche a la mañana. Los padres pasan 9 meses barajando posibilidades para decidir el nombre de sus criaturas, y la asociación ya está hecha mucho antes de que nazcan. El nombre es anterior al despertar de la consciencia sobre uno mismo, por lo que es imposible que se produzca el efecto de extrañeza que se da cuando repentinamente llamamos X a un proyecto (o cuando una desconocida decide que a partir de ahora vas a llamarte Begoña y no hay más que hablar).

Siempre tenemos la opción, cuando hacemos un trabajo creativo y personal, de usar nuestro nombre propio, como, por ejemplo, en mi caso. Pero cuando se trata de un proyecto compartido, no se basa en nuestra creatividad personal, pensamos que en breve integrará a más personas o queremos reservar nuestro nombre propio para otros ámbitos, es necesario enfrentarse a la difícil tarea de buscar un nombre.

¿Qué podemos hacer para que el proceso de buscarlo sea rápido, indoloro y sin efectos secundarios? Te lo explico paso a paso:

1. Hacer listas. Entiendo que, llegado este momento, ya sabes en qué consiste tu proyecto, cuál es la propuesta de valor, qué cosas le identifican, a quién va dirigido… De lo contrario, estás empezando la casa por el tejado y no hay casco que te proteja del riesgo de derrumbe. Estas listas aún no van a ser de propuestas de nombres, sino de colores, sabores, texturas, sensaciones, títulos de películas, de canciones, objetos… todo aquello que te sugiera algo similar a lo que te inspira tu proyecto.

Por ejemplo, si tienes pensado crear una marca de ropa para recién nacidos sin costuras y muy suave, escribirías «melocotón», «algodón», «nube», «caricia», «suave», etc.

Cuanto más larga sea la lista, mejor. Puedes recurrir a diferentes idiomas, ser descriptivo o evocativo, usar onomatopeyas, símbolos, metáforas, prefijos, sufijos, diminutivos…

 

2. Jugar con las listas. Es hora de hacer combinaciones, adiciones, sustraer, complementar o ir a la esencia de las palabras. Lo vamos a ver mejor con ejemplos:

Imaginemos el caso de una fotógrafa de bodas cuyo estilo sea fresco y cálido a la vez, que tenga un punto atrevido y sea capaz de capturar momentos entrañables llenos de amor. Probablemente, esta fotógrafa haya escrito en su lista, en un primer momento, palabras como «fresco» y «cálido». Pero yendo un pasito más allá, tal vez haya empezado a hacer asociaciones un poco más elaboradas, escribiendo «menta» junto a «fresco» y «melocotón» junto a «cálido». Quizás después empezaría a jugar y combinar los distintos elementos de su lista. Con la técnica de la adición, en algún momento, llegaría a unir esos dos términos así: «melocotón y menta». Puede que en castellano no tenga mucha sonoridad, pero en inglés la cosa cambia: «Peach & Mint». ¡Bingo!

Veamos otro ejemplo. Imaginemos ahora que queremos montar una empresa de telefonía diferente, cercana, amable, en la que no nos atiendan teleoperadores que no escuchan, sino gente con un nombre y orejas, personas que transmiten confianza. En ese caso, escribiríamos palabras como «cercano», «amable», «simpático», «teléfono»… ¿Adivináis ya el nombre final? ¡Exacto! Hablo de «Pepephone». «Pepe» es un nombre propio que transmite todos esos valores de cercanía y confianza que comentaba antes y «phone» es corto, pegadizo y permite que asociemos la marca con un sector muy concreto.

¡Un ejemplo más! Esta vez para ir a la esencia de las cosas. ¿Conocéis «Faunia»? Pues bien, antes se llamaba «Parque Biológico de Madrid». Fue darle un nuevo nombre más corto, más pegadizo, más esencial y duplicar las visitas.

 

3. Seleccionar las ideas finalistas. De entre todas las combinaciones que hemos hecho, debemos elaborar una lista con las ideas que más nos gustan, con las candidatas más firmes. Es bueno que entre el paso número 2 y el 3 dejemos pasar al menos un día para poder enfrentarnos a la lista con la mente descansada y con más objetividad.

 

4. Testeo de las ideas finales. Antes de decantarnos por la idea ganadora, debemos comprobar que las opciones que barajamos cumplen los siguientes requisitos:

-No estar registrada en la la Oficina Española de Patentes y Marcas. Se puede comprobar en el buscador de la web de la OEPM: www.oepm.es

-Tener un dominio disponible, cosa que puede investigarse en la web de cualquier proveedor de dominio.

-Ser bien recibida por quien la conoce. Es hora de usar como conejillos de indias a los que nos rodean, pequeños y mayores, personas del mismo sector y de sectores completamente diferentes. Tenéis que observar si les gusta, si pueden pronunciar las distintas opciones con facilidad, cuál es la que recuerdan más, etc.

Con esta criba, obtendremos el nombre ganador y, ahora sí, podremos respirar y recobrar la cordura. Tocaría ahora empezar con el proceso de registro y diseño de identidad corporativa.

 

Si ahora mismo te encuentras en este proceso, espero que te lo tomes con calma porque esto no sólo va de marketing y proyectos de futuro. Esto va de no agobiarse y de disfrutar con cada pasito que das para hacer lo que te gusta. Va de equivocarse y de rectificar. Y de hacerlo cada día mejor, pero no perfecto. A estas alturas, si algo he aprendido, es que la perfección no existe, pero el estrés sí y anda suelto por las calles.  ¡Así que corre, huye de él mientras puedas! Que estamos a mitad de semana y en breve podremos ponernos la sonrisa de los viernes.

¡Hasta la semana que viene!

6 comentarios

  1. Susana, es increíble toda la información que das. Con toda la gente que hay vendiendo humo por ahí es un gusto leerte, enseñas más y más con cada post y encima nos haces pasar un buen rato. La historia de la tía de tu novio no tiene desperdicio.

  2. Jajajajaja, yo tuve una suegra como la tía de tu novio y me tenía desesperada, con un conflicto de identidad que ni te cuento. Buenísimo el post, como siempre.

  3. Tengo una amiga que te va a hacer la ola cuando lea tu post. La pobre lleva semanas intentando encontrar un nombre, nos tiene fritos a todos. ¡Gracias, Susana!

  4. Susana, me he enamorado de la foto!! 🙂 Al final no llegue a ver unas fotos que hiciste debajo del agua, me imagino que sera de esa ocasión. Preciosa!

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Si es la primera vez que vienes por aquí, me presento: soy Susana, una publicista con una cámara pegada en la mano. Éste es el lugar desde el que comparto todo lo que sé sobre comunicación, marketing y publicidad (y sobre donuts, mi madre, lo divino, lo humano…). Quédate un rato conmigo; ¡las risas están aseguradas!

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