¿Necesitas más seguidores?

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Si mi abuela estuviera aquí es muy probable que ahora mismo acabara de quitarme el móvil de la mano y plantarme un plato de garbanzos sobre el teclado. Pero se fue pronto, cuando apenas empezábamos a tener Internet con esos modems ruidosos y fatigados, que parecían estar intentando establecer conexión con algún lejano planeta, al otro lado de la galaxia. Ella no asistió al boom de los blogs ni de las redes sociales. Guardaba sus fotos en una caja de cartón y sus recuerdos y pensamientos, debajo de la almohada. Por eso siempre me pregunto qué diría de todo esto, qué pensaría sobre enseñar lo que comes, lo que te pones, dónde viajas y escribir de forma pública todo lo que sientes, piensas y quieres en un derribo constante de los muros de la privacidad propia y ajena. Es algo realmente difícil de explicar a alguien que no ha vivido este proceso. Si yo de repente pudiera decirle que tengo 6.000 seguidores, la pobre rezaría noche y día por la salvación de mi alma. Pensaría que trafico con titanio enriquecido. O que he robado La Mona Lisa. O que soy la cabeza pensante y el brazo ejecutor de un grupo terrorista. ¿A cuento de qué me iban a perseguir 6.000 personas si no? Eso es de delincuente fijo.

El asunto se nos ha ido un poco de las manos. Leemos, hacemos cursos, investigamos sobre cómo aumentar nuestro número de seguidores, sobre cómo seguir coleccionando pares de ojos que nos miran. ¿Pero realmente es necesario? ¿Es ese uno de los objetivos que debemos plantearnos como marcas?

Hay una frase de Jeffrey Zeldman que me encanta. Dice que «lo que quieres es seguir y ser seguido por personas a quienes importen las mismas cosas que te importan a ti. Esto que hacemos va de mentes y de corazones, no de coleccionar ojos».

La cita es corta, pero tiene más miga que un mollete de Antequera. Porque resulta que:

-La interacción es mucho más importante que el número. No importa cuántos pares de ojos nos observen. Lo único que va a crear un impacto en nuestras vidas / negocios es el número de corazones con los que conectemos. Porque al final no queremos que nos miren. Queremos que nos entiendan, que nos elijan, que nos contraten, que nos compren, que nos recuerden, que nos quieran…

No podemos recibir sin dar. No podemos ser grandes escritores si antes no hemos sido grandes lectores. No podemos pretender que nos sigan y se interesen por lo que hacemos si nosotros mismos no seguimos ni nos interesamos por lo que hacen otros. Primero la acción; después la consecuencia.

-Conseguimos conectar cuando hacemos lo que nos gusta y hablamos sobre lo que nos interesa. Porque sólo así encontramos y nos encuentran personas que comparten los mismos intereses, valores e inquietudes.

-La cuestión no reside en querer más seguidores, sino en ser alguien a quien merezca la pena seguir. Ahí es donde debemos centrar nuestros esfuerzos. ¿Cómo se consigue esto? Siendo autocríticos y exigentes con aquello que compartimos, con los mensajes que lanzamos a ese mundo saturado y plural del 2.0.

 

Por eso cuando alguien me pregunta si necesita más seguidores, pongo los ojos en blanco a lo Oda Mae, contacto con el espíritu de Jesús Puente y siempre termino diciendo lo mismo: lo que necesitas es amor. Y eso, señores, no hay bot ni dinero que pueda comprarlo.

 

¡Hasta la semana que viene!

 

 

20 comentarios

  1. Pero que razón tienes Susana. Estamos todos obsesionados con el número de personas que siguen nuestras cuentas. Aunque también se sabe que lo que necesitamos es que nos quieras… Pero que difícil es conseguirlo!!

    Me ha encantado tu entrada!!!

    Besos!!

    1. MUY obsesionados. ¡Demasiado! Espero que se nos pase la fiebre y que las siguientes generacones lo lleven de un modo más natural, aunque al paso que vamos… ¡Un beso!

  2. Vaya, hoy voy a disentir contigo, o al menos un poquito, que tengo el día malo por la decisión de mis vecinos de renovar baños y terraza… qué horror.

    En fin, vamos al lío: cierto, ciertísimo de hecho, es que lo que importa es más la calidad que la cantidad.

    Y eso deberíamos buscar todos, calidad. Pero en un mundo como el actual, donde toooodos tenemos algo que decir (y digo algo por no utilizar la palabra estupidez) es difícil encontrar a esas personas que buscan lo que tú tienes y ofreces compartir.

    Estoy taaaaaannnn harta de ver fotos de chocolatinas y cervezas en facebook con miles de hastag comentando lo bien que lo pasamos viendo el partido de la champions… si a mí me gusta el campeonato mundial de resistencia!!!

    La sociedad ¿avanzada? está asentada sobre el te-sigo-me-sigues, y es difícil llegar a alguien nuevo, bastante difícil (déjame decir que estoy pensando casi exclusivamente en instagram) llegar a alguien a quien le intereses más allá de «te conozco de unas birras».

    Por supuesto, conseguir el respaldo de alguien conocido ayuda, pero os vendéis tan caros los divos, bribones…

    Resumiendo: entre lo difíciles que son los nuevos algoritmos de las empresas para mostrar tu publicación, la cantidad de «super-mega-amigos» que tenemos que no han probado las papas ali-oli y el salmorejo que hacemos, y el acoso de las grandes cuentas (o al menos cuentas influyentes con muchos seguidores) por parte de los idem… vamos, que el amor me lo encuentro más por la calle que en las redes sociales.

    ya te digo, tengo un día obri-malo!!!

    1. ¡Hola, María! A mí estas nubes y esta lluvia me tienen loca. Mi ánimo subsiste a base de chocolate y Netflix, jajajaja. Voy a disentir contigo en eso de que disentimos… ¡Menudo trabalenguas! Lo que quiero decir es que realmente no estamos diciendo cosas opuestas. Yo también pienso que hay sobresaturación y que cada vez es más complicado destacar y conectar. La base es la misma. Pero creo realmente que el único camino para llegar a gente con la que compartes intereses y crear conexiones reales no es otra que compartir tus propios intereses. ¿Será fácil localizar a alguien así en todo el maremagnum reinante? Por supuesto que no. Pero será posible. Conectamos con perfiles con los que compartimos valores e intereses, no con aquellos que nos bombardean con cosas que ni fu ni fa. Por tanto, nuestro objetivo no debe ser el de tener muchos seguidores, sino el de establecer conexiones reales. Yo no quiero fantasmas que me miren en la lejanía. Quiero personas con las que me entienda bien y que llegado el momento me elijan a mí y no a otro porque es conmigo con quien han conectado realmente.

      ¡Un beso grande y espero que tu día se arregle! Y si no… siempre nos quedará el chocolate 😉

  3. Hola Susana, te leo desde hace tiempo pero hasta ahora no había comentado ninguno de tus posts, sepa Dios porqué.

    En este artículo tienes toda la razón del mundo (que no quiere decir que en los anteriores no…). Creo que en esto de las redes, como en todo, está importando más la cantidad que la calidad. Mi pareja tiene una tienda de joyas, ahora sobre todo vende online, y ha hecho un perfil profesional en Facebook. Se ha «empeñado» en tener muchos seguidores, y hace promociones, publica artículos, comparte fotos, vídeos e historias interesantes… Y sí, el número de seguidores ha subido algo, pero… no se transforma en aumento de ventas. Creo que es mejor tener no demasiados seguidores pero que sean fieles y al final compren (que en el fondo es lo que interesa), a tener una legión de «espias» que solo lean y miren pero se queden en la sombra.

    Para ser mi primer comentario no veas que largo ha salido, ¿no?

    Saludos, y gracias por todos tus posts, estoy aprendiendo mucho.

    Pd. Yo también estoy a punto de emprender, pero esa es otra historia…

    1. ¡Hola, Ricardo! Un placer tenerte por aquí, en modo visisble… Creo que sería importante que tu pareja revisara su estrategia en redes. Quizás está compartiendo mucho contenido, pero no con el enfoque correcto para despertar el interés o dar con el perfil de su potencial cliente. Seguro que si hace los cambios adecuados nota un incremento en su porcentaje de conversión. ¡Os animo a hacer la prueba! Muchas gracias por comentar ¡y ánimo también con tu proyecto!

  4. Pues no sé… Opino lo mismo que tú, que lo importante es la comunicación bidirecccional con quien nos mira, la web 2.0, pero para que esto suceda ha de haber un mínimo de gente que mire, a la gente (la de verdad, no los trolls) le cuesta mucho escribir u opinar a menos que sea para mal. Y eso que les ampara el anonimato, pero no se atreven.

    En mi dilatada experiencia en RRSS, desde antes de que éstas existieran (desde 1989 más o menos) hay lo q

  5. Qué gran razón tienes Susana, estoy contigo cuando dices que sobretodo tenemos que interesarnos por los demás.

    A menudo caemos en el error de yo, solo yo, mira lo que hago y qué culito tengo, pero pocas veces se interactúa y uno se interesa realmente por el prójimo 🙂

    Me encanta leerte, por que siempre das en el clavo.

    ¡Un abrazo!

    1. ¡Muchas gracias, Laura! ¡Y a mí me encanta tenerte por aquí! Totalmente de acuerdo. Pecamos de ombliguismo en exceso. Hay que interesarse un poquito también en lo que hace el prójimo y disminuir esa ansiedad de que te sigan sin más. ¡Un abrazo grande!

  6. (continúa de mi comentario anterior, que se me ha colado un Intro y se publicó)

    … ue yo llamo una masa crítica de «videntes» para que uno de ellos te dirija la palabra, y esta masa son 100. Hace falta que te miren unas 100 personas para que una de ellas interactúe contigo, lo tengo comprobado. En las BBS que he administrado, en blogs, en todo, cuando pasas de los 100 usuarios te empiezan a comentar algo, y a partir de ahí es proporcional. Me refiero a interlocutores asíduos. Sí que puedes recibir algún comentario esporádico con menos de 100, pero a partir de esos 100 tienes ya un seguidor que te va a comentar casi todo lo que hagas, y con 200 vas a tener 2, y así sucesivamente.

    Pero esto son usuarios que te ven alguna vez, no seguidores. La masa crítica de seguidores la situaría en la mitad, unos 50. A más seguidores más gente acaba interactuando. En las 2 fanpages de Fb que tengo, una con unos 300 seguidores y otra con 150, hay 6 y 3 respectivamente que siempre me hacen algún comentario, me ponen algún like o comparten alguna de mis publicaciones. Justo hoy he hecho mi primera promoción «de pago» en la de 150, a ver qué tal resulta, porque considero que sólo haciéndote ver te va a encontrar la gente que te estaba necesitando.

    Ahora sí, mi comentario acaba aquí. 😉

    1. ¡Hola, Santi! ¡Encantada de leer tu experiencia! Yo creo que el quid de la cuestión está en dónde ponemos el foco, en centrarse en ser un perfil que merezca la pena seguir y en trabajar las conexiones antes que en buscar el incremento del número de seguidores sin más. Ahí es donde quiero hacer hincapié. ¡Muchas gracias y un saludo!

  7. una vez más das en el clavo con tus posts tan amenos, o como diría mi difunta bisabuela: «hijita, esa es la letra!» (cuando alguien decía algo y tenía razón) Me encanta! Bueno, veo por ahí en el mundo 2.0 como la gente se obsesiona con tener muchos seguidores, incluso recurren a aplicaciones para conseguirlos. Por medio de mi cuenta de IG, la que uso para mis fotos de conciertos (@michelleolaya), ví una vez como una chica que yo solía seguir y me gustaba mucho sus fotos, publicó una vez literalmente llorando porque IG había depurado las cuentas falsas (y demás) y que perdió mucho «followers», también se quejaba de que nadie le deja «likes» ni comenta sus fotos y acabó al final eliminando una de sus cuentas, y así hizo un traspaso de los seguidores de su cuenta «principal» a la «personal»… triste pero cierto, y viendo lo visto yo decidí no seguir el rebaño (así que dejé de seguirla). Por qué esa obesesión por los seguidores? pero de qué nos vale tener miles, cientos, millones, si de esos sólo un 5% realmente le interesa lo que publicamos e interactúa con nosotros.

    1. ¡Exacto! Yo no lo habría dicho mejor. Al final lo importante es lo que te llevas a tu vida real, la gente con la que conectas. El resto sólo es un número, un número fantasma. ¡Un abrazo grande!

  8. Hola preciosa,que gran post!Tan cierto como el mollete de Atapuerca.Por cierto,que la frase sobre tu abuela y sus sueños escondidos en la almohada me ha hecho vibrar.A lo que ibamos,yo ya hace tiempo que he preferido un séquito pequeño pero con el que conecto.Pero eso imagino que es consuelo de tontos porque son pocosY no voy a negarlo,en una época como la nuestra es imposible no dejarse influir por estos números y sobre todo cómo puedes mejorar tu contenido para obtener más de los afines contigo y que generen sinergias .Los que ponen like a un hotdog chorreando de ketchup me dan un poco igualUn beso.Pd:habemus piso?

    1. En esta época, las comparaciones y el mirar los números es inevitable. Dicen que no hay nada como un paseo por las redes para terminar con la autoestima por los suelos. Tendremos que aprender con el tiempo a gestionar este tema de otro modo, pero, como sociedad, nos llevará un tiempo. Y sí, habemus piso 😉

  9. Yo seguidores tengo «cerocoma» así que voy a comentar como seguidora. Desde el poder de poner una sonrisa a un desconocido ¡y a distancia!. A veces sigo sólo por eso y reparto likes como donuts por las puertas. Antes no sabía que los likes y comentarios de desconocidos eran tan importantes. Hasta aquel tu post sobre el tema, que caí del guindo. Ahora intento andar espabilá (a veces miro IG en modo letargo) y dar likes a un tilín que me guste algo. Y comento contenta de dar cariño y agradecimiento por la generosidad y buen hacer en cuentas y webs como la tuya que sencillamente «made my day».

    1. ¡Ojalá hubiera mucha más gente como tú! A mí me alegras el momento cada vez que te leo. ¡Eres un solete!

  10. Hola, muy buenas estas recomendaciones que son además, reflexiones que todos los usuarios de distintas redes sociales, debemos tomar en cuenta. yo por lo general no me gusta leer mucho pero cuando consigo artículos como este, le presto atención y procuro poner los consejos en práctica. gracias

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