Cómo volver a enamorarte de tu propia marca

cómo volver a enamorarte de tu propia marca

Se nos rompió el amor de tanto usarlo, diría la Jurado. Y yo, que no soy la más grande pero que de cosas rotas sé casi tanto como de catar melones, añado: ¡qué gran verdad! Y eso que al principio parece algo imposible. Una se lanza a emprender ciega de amor. ¿Qué digo ciega? Borracha de amor, desequilibrada de amor, apabullada de amor. Parece que no se te va a pasar en la vida. Y de repente, ¡zas!, un día te duele la cabeza, otro prefieres salir con tus amigas y antes de que te des cuenta le estás poniendo ojitos a proyectos ajenos.

¿Sabes lo que está pasando? Que tu luna de miel ha terminado. Pero no sufras, que esto no tiene por qué ser el fin. De hecho, es lo más natural del mundo. Incluso es bueno que te pase. Porque de no sentirte así todo seguiría igual y no evolucionarías. Es de este sentimiento de cansancio o incluso de hastío de donde nacen los cambios a mejor, ¡así que bienvenidos sean!

Después de 4 años en la brecha a mí también me pasó. ¡Y al principio fue horrible! Sentía la culpa azotándome en el cogote, como si hubiera dejado de querer a mi pareja, ¡no exagero! Era una sensación tan nueva que me desconcertaba. Hasta entonces había experimentado el cansancio, el miedo, el estrés, la gripe aviar, la declaración trimestral del IVA… pero nunca la falta de motivación.  Por eso me costó muchísimo encajarla y entender que no era el fin de mi proyecto, pero que tenía que tomar ciertas decisiones y cambiar algunas cosas si quería volver a sentir ese entusiasmo del principio. Y como ya he pasado por ahí, hoy quiero allanarte el camino y facilitarte un poco las cosas en esta etapa amarga que llega sin remedio en la vida de cualquier negocio:

 

1. No te obsesiones preguntándote por qué te sucede eso, a qué viene esa falta de motivación.

Una mala experiencia, el desgaste de haber mantenido un ritmo de trabajo demasiado alto durante mucho tiempo, la sensación de que te repites, de que no estás haciendo algo novedoso en tu sector, el aburrimiento natural e inevitable que aparece después de un tiempo haciendo lo mismo, los años que han pasado desde que emprendiste… Hay mil razones por las que la motivación empieza a fallarnos. ¡No te castigues! Lo raro es que no te haya pasado antes.

 

2. Date tiempo.

No puedes pretender que se te pase en un día. ¡Esto no funciona así! Llegado a este punto, no puedes volver atrás sin más. Es un proceso que lleva tiempo y que sólo tiene una salida hacia adelante, una vez asimiladas ciertas cosas. Por eso, echa el freno, delega, cierra agenda… Haz lo que sea necesario para disponer de tiempo sin presiones. Tu cabecita necesita un poco de aire y calma para asumir lo que te pasa y usarlo a tu favor.

 

3. Haz cambios.

Cuando te aburres de tu salón, no te mudas de casa, ¿verdad? Pones unos cojines nuevos, cambias el sofá de sitio o te haces unas cortinas, ¿a que sí? Pues lo mismo pasa con los negocios. La solución no es dejarlo, es hacer cambios que nos conecten de nuevo con lo que estamos haciendo. Esto puede ser:

  • Un cambio de identidad visual.
  • Una nueva web.
  • Sacarte de encima y para siempre algún foco de problemas. ¿Tienes un servicio o producto especialmente problemático? ¿Hay algo, de todo lo que haces, que aunque tiene buena acogida te genera problemas recurrentes? Retrasos, fallos técnicos, costes imprevisibles… Más que cambiarlo, que sería un buen primer paso, te diría que si ves que te lo puedes permitir, lo elimines directamente de tu carta de productos o servicios.
  • Lanzar un servicio que sólo ofrezcas tú, muy contextualizado y conectado con la esencia de tu marca. Yo lo hice con mis loft sessions y estoy feliz. Inventa algo tan adaptado a tus habilidades, a tus valores, a tu infraestructura y a tus recursos que sea imposible que sigas teniendo la sensación de hacer exactamente lo mismo que el resto de marcas de tu sector.
  • Plantear una nueva meta que te emocione. Yo este año tengo varias: lanzar mi primer curso online y apagar cada día el ordenador a una hora razonable para hacer deporte de alta intensidad. Y estoy más motivada que en una misa gospel. Piensa en algo que te asuste un poco, visualízate consiguiendo algo que te saque los colores, algo que te haga ensayar un discurso frente al espejo, que te haga imaginar que has conseguido estar donde quieres estar… Si te remueve algo por dentro y hace que te ardan las orejas y te brillen los ojos, ¡ahí lo tienes! ¡Ve a por ello!

 

Si en estos momentos estás pasando por una etapa de apatía con tu marca, espero que al llegar a estas últimas líneas hayas sentido ganas de comprar unas flores, organizar una escapada, bailar el mambo horizontal y volver a encender la chispa. Porque, sí, el amor se rompe de tanto usarlo. Pero también se puede pegar, oiga. Que eso no lo contaba la canción, pero ya te lo digo yo.

 

¡Hasta la semana que viene!

 

11 comentarios

  1. ¡Gracias por compartir tu reflexión! Yo estaba justo con esa sensación de estancamiento hace unos meses. He rediseñado la marca, modernizado la web y ahora que te leo, creo que voy a dejar los talleres de lado, al menos de momento, porque aunque los disfruto un montón, me generan muchos problemas de logística y lo mismo me quedan diez personas en lista de espera, que lo tengo que cancelar porque solo se apuntan dos, así que directamente los voy a aparcar. Me falta descubrir qué puedo hacer diferente. 
    Un abrazo

    1. ¡Cómo me alegra leerte, Nieves! Si puedes quitarte ese foco de problemas, te animo a que lo hagas. ¡Que la vida son 2 días y no podemos ocuparlos con cosas que nos dan mas quebraderos de cabeza que alegrías!

  2. Hola Susana, encantada de estar en tu nueva casa virtual, que me encanta.Y me encantan tus nuevos servicios.
    Y has dado justo en el clavo con este post, ya desde sus primeras líneas: o cambiamos radicalmente (o medio-radicalmente, no seamos exagerados sólo por ser del sur) o no avanzamos… de esas situaciones (y emociones) es de donde surgen los nuevos proyectos, las nuevas ideas, el avance!Un besazo, enhorabuena por tus cambios y mucha suerte en lo que emprendas este año!!!

    1. ¡Hola, María! ¡Cómo me alegra que te guste la nueva web! Dicen que la crisis es el inicio del cambio, ¿no? ¡Pues bienvenidas sean! eso sí, que no se queden mucho tiempo, jajajaja.

  3. Creo que me ha pasado lo mismo en estos últimos meses y casi sin saberlo he hecho (y estoy haciendo) lo que tú recomiendas. Quería hacer unos cambios pequeñitos a la web, pero al final me he liado la manta a la cabeza y me he puesto manos a la obra para renovar desde cero todo. Me está llevando la vida, pero merecerá la pena! Mil gracias guapa por tus consejos!!!

    1. ¡Pues mira qué bien! No, en serio, me alegro mucho. Porque cuando el cuerpo nos pide un cambio hay que dárselo y no quedarse a mitad del camino. Así que aunque te lleve más tiempo del que te gustaría, seguro que al final te alegras. ¡Un beso!

  4. ¡Ay Susana, hasta lagrimillas me han saltado, casi, de lo identificada que me siento! Estoy en fase de darme tiempo desde diciembre, con la agenda medio cerrada y a punto de hacer cambios en la web y los servicios. Esto me motiva. Ahora que leo tu post, veo que voy por bueno camino y veo la luz al final del túnel (aunque dejaré lo de bailar el mambo horizontal para más adelante, creo). Veo que no estoy sola ni loca. Menos mal. 😉

    1. ¡Claro que sí, Imma! Los cambios son buenos y creo que esto nos pasa a todos en algún momento. Los negocios evolucionan y lo que antes nos representaba y nos encantaba puede que ahora ya no tanto. Emprendimos, en parte, para ser libres. Así que hay que fluir y acoger las crisis y los cambios con los brazos abiertos. ¡Un besazo!

  5. Susana, solamente tengo diez dedos… y tu le has puesto anillos a todos! La «sequia» en la que me siento no es nada divertida… pero veo ahora si que un poco «normal» gracias por los tips y la inspiración para seguir adelante. 

  6. ¡Susana! Leo este post que tiene algún tiempo pero encontramos las cosas en el momento adecuado para una. Te leo con lágrimas en los ojos y en el corazón porque justo estoy así. Puse mi negocio, ese que siempre deseé y soñé, en el peor momento de mi vida (en el duelo de mi padre y mientras mi madre se apagaba en su enfermedad). En medio, cuando estaba dando mi vida por mi negocio, con el duelo de mi padre encima… mi madre la transplantaron de hígado (un mes en el hospital) y 9 meses después… falleció. En medio, yo me separo de mi ex y me empeño por hacer crecer mi negocio. Cuando empiezo a recuperarme, en diciembre, me operaron de la rodilla, la peor lesión que existe… Y sola. A día de hoy, estoy agotada, no tengo ganas de trabajar, me da igual todo y estoy contenta y recuperándome pero necesito descansar. A veces lloro porque yo trabajaba muchísimo y me da miedo no recuperar esa chispa pero si es algo que nos pasa a todas… pues me quedo más tranquila. En septiembre, después de este verano un poco más para mi… Veremos a ver. Gracias bonita. Un beso.

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