De todos es sabido que la Home de una página web es como la puerta de una casa. Su diseño es de vital importancia a la hora de captar la atención de los usuarios de la misma y conseguir que éstos crucen el umbral y se queden el máximo tiempo posible. ¿Pero qué pasaría si al cruzar esa puerta que tanto nos ha gustado y ha llamado nuestra atención pasáramos a un recibidor sucio y sombrío? ¿Seguiríamos adelante? No, ¿verdad? Aprovecharíamos que aún estamos cerca de la puerta para huir despavoridos hacia la calle. Lo mismo sucede con el apartado «Sobre mí» en el mundo online. Si bien la Home es como la puerta de entrada, el «Sobre mí» viene a ser el equivalente del hall donde recibimos a las visitas, le damos la bienvenida y entramos en contacto explicando quiénes somos y por qué hacemos lo que hacemos. Por ello, un mal «Sobre mí» implica que nuestras nuevas y ansiadas visitas se vayan corriendo y se pierdan para siempre jamás en el inmenso espacio sideral de la red.
Si tienes un blog o una página web, te invito a que pares la lectura en este momento, visualices el apartado en el que hablas sobre ti y vuelvas para responderte a estas preguntas:
- ¿Has puesto una foto tuya?
- Si has respondido afirmativamente a la pregunta anterior, ¿qué ángulo has empleado en esa foto? ¿Qué crees que transmite? ¿Qué tonos usaste en tu ropa? ¿Cómo es tu expresión corporal? ¿En qué contexto te has retratado?
Las imágenes hablan y mucho. Una foto puede decir una gran cantidad de cosas de ti, algunas buenas, otras regulares y otras decididamente malas. Es importante cuidar mucho nuestro aspecto a la hora de hacernos una foto para nuestra web o nuestro blog porque, de lo contrario, puedes estar dando una imagen errónea que te perjudique. Por ejemplo, si quieres transmitir que eres una persona segura en la que se puede confiar un trabajo concreto y la foto que te representa tiene un ángulo picado, has de saber que están lanzando piedras contra tu propio tejado. Del mismo modo, si quisieras mostrar un perfil polivalente con una clara vocación de servicio y te presentaras con una foto con un ángulo contrapicado, tu credibilidad sería nula.
Estos son sólo algunos ejemplos que nos llevan a la última y más importante cuestión:
- ¿Crees, en definitiva, que esa foto va acorde con los valores de tu marca?
Al final, de lo que se trata es de proporcionar al usuario un mensaje coherente y para ello todas las partes que lo componen deben ir de la mano. Lamentablemente, parece que esto se nos olvida a la hora de elegir la foto que representa nuestra marca personal. De nada sirve vender un producto o servicio con valores como la ecología, el respeto a nuestro entorno, etc. si después nos presentamos en la foto engominados hasta las cejas. Otras veces es algo tan sencillo como que si queremos parecer cercanos y accesibles, evitemos hacernos fotos con luz artificial. Otro caso: no puedes vender servicios de deportes de riesgo con una foto sentado en el sofá de tu casa.
Reconozcamos que a todos nos ha pasado eso de entrar en una peluquería y quedarnos con cara de espanto al ver el pelo de la peluquera. Todos hemos pensado en alguna ocasión: ¿cómo puede tener esos pelos dedicándose a esto?, mientras dudábamos de su buen hacer y nos sentíamos tentados de hacer mutis por el foro, aún a riesgo de convertirnos en la viva imagen de Rapunzel . En el mundo digital, pasa exactamente lo mismo, o peor, porque es más fácil cerrar una web sin tener que dar explicaciones a nadie que salir de un local en el que ya nos han visto entrar.
Si crees que tu imagen no es adecuada para lo que quieres transmitir sobre ti y sobre tu marca, este es el momento para cambiarla. Cuanto más te demores, más visitas sin retorno y espantadas estarás acumulando.
Si necesitas consejo o quieres confiarme la imagen de tu perfil, recuerda que sólo tienes que rellenar el formulario de contacto de esta web o mandarme un email a hola@susanatorralbo.com
