En raras ocasiones suelo hacer reportajes a mi propia familia. Ya sabéis, en casa del herrero…. Pero esta vez se trataba de una ocasión especial.
Este es mi sobrino Samuel. El día que hice estas fotos tenía 4 años.
Y esta es su amiga Rebeca, la hija de unos amigos muy queridos. Le lleva 4 años de ventaja a Samuel, pero eso nunca ha sido inconveniente para que jugaran y se lo pasaran genial juntos.
Samuel siente adoración absoluta por esta niña y cada encuentro es una fiesta.
El problema es que Samuel aún no entiende palabras como crisis, desempleo o emigración, así que nunca supimos cómo explicarle que pronto dejaría de ver a Rebeca. En cambio, nos propusimos guardar para siempre el recuerdo de su amistad para que tuviera constancia, pasados los años, de lo importante que había sido esta niña para él y de lo feliz que se sentía jugando con ella. La memoria, a esa edad, es frágil. Pero, gracias a estas fotos, la recordará aunque pase mucho tiempo hasta la próxima vez que puedan verse.
Quedamos unos días antes de que Rebeca se marchara, en una zona de campo, a las afueras de Sevilla. Era un atardecer templado de finales de mayo.
Todo lo demás lo dejamos al azar, o mejor dicho, en manos de los retratados. Puesto que lo que quería era mostrar la relación espontánea y feliz que existía entre ambos, me pareció que harceles posar destruiría la magia. Me limité, por tanto, a seguirles con mi cámara y a documentar sus mimos y juegos.
¡En ciertos momentos me hicieron correr muchísimo!
Rebeca enseñó a Samuel a volar su primera cometa. Fue muy emocionante ver como después de muchos intentos al fin conseguía alzar el vuelo. ¡Se sentía un superhéroe!
Al final de la tarde, se sentaron a ver el atardecer ya más tranquilos. Y yo pude aprovechar para recuperar el aliento y hacerles fotos tan inolvidables como éstas:
Cuando se puso el sol volvimos a casa. Unos días más tarde Rebeca se marchó. Ojalá vuelvan a reunirse pronto. Mientras tanto, estas fotos colocadas en su salón le recuerdan a Samuel que la espera merecerá la pena.
Un comentario
No puedo evitar emocionarme al ver estas fotos y al leer como lo describes. Es verdad que se puede ver reflejadas en las votos cuanto se quieren