Cómo encontrar tu voz sin forzarla (ni perderte en el intento)

Querida amiga, cuando inicié este podcast y la newsletter, no tenía ni idea de qué quería decir ni cómo, qué tipo de newsletter o de podcast ser.

Tenía en la cabeza algunos noes: cosas que sabía que no quería hacer, personas a las que no me quería parecer, pero poco más…

No quería escribirte cada día contándote una anécdota que de forma forzada y, con muy poca gracia, me llevara (mira tú qué casualidad) a hablarte de lo que vendo. ¿Está mal eso? No necesariamente, pero no está en coherencia conmigo. Y cuando no estás en coherencia contigo misma, lo que comunicas suena hueco, o forzado, o simplemente no suena.

Porque hay una gran diferencia entre comunicar y sostener una versión de ti que no se parece a ti.

Porque lo que no nace de ti, exige un esfuerzo constante por sostenerlo. Y no siempre merece la pena.

La cuestión es que sabía lo que no quería, pero, a partir de ahí, el mar de oportunidades era enorme. Imposible de explorar con la vista desde la orilla. Tenía que zambullirme y, desde ahí, brazada a brazada, ir encontrando mi propio camino.

No encuentras tu propia voz sin mojarte los pies, sin sumergir la cintura, sin llenarte los ojos de sal. No se puede. Te sumerges y un día te sientes representada en una frase, otro encuentras un ritmo, otro tocas un tema y descubres que te encanta y que resuena al otro lado…

Y así vas reconociendo el timbre de tu voz en el eco de quienes te escuchan.

Encontrar tu voz no es una epifanía. Es un proceso. Una textura que solo reconoces cuando ya la has tocado mil veces.

Te he puesto el ejemplo de este podcast y esta newsletter, pero en Instagram pasa lo mismo.

He tenido muchas alumnas que llegaban a mí con la idea de que empezarían a publicar cuando lo tuvieran todo claro y preparado.

Pero es que funciona justo al revés. Tu primera misión es zambullirte, es probar, es experimentar con tu voz, con diferentes maneras de hacer contenido. Tu primera misión es equivocarte, es observar lo que no para encontrar lo que sí.

Equivocarte no para bloquearte y lamentarte por lo mal que ha ido, sino como parte del juego y del análisis.

Equivocarte como el paso previo necesario para probar lo siguiente, que es lo que te va a impulsar siempre hacia delante en este mar de posibilidades.

Hace tiempo leí un experimento que me voló la cabeza. Lo hizo un profesor de cerámica con sus alumnos. Dividió a la clase en dos grupos: al primero le dijo que su nota dependería de la cantidad de piezas que hicieran. Cuantas más ollas crearan, mejor. Al segundo grupo le dijo justo lo contrario: que su nota dependería de la calidad, y que solo tendrían que entregar una única olla. La mejor que pudieran hacer.

¿Sabes lo que pasó? Que las mejores piezas salieron del grupo que se había centrado en producir muchas.

¿Por qué? Porque al repetir una y otra vez, al equivocarse, al probar cosas nuevas sin miedo a que salieran mal, fueron entendiendo qué funcionaba y qué no. Aprendieron haciéndolo. Mientras que el otro grupo se había pasado el tiempo pensando cómo hacer la pieza perfecta… pero sin apenas mancharse las manos.

Y yo creo que con la voz pasa exactamente igual. No se encuentra planificando ni esperando a estar lista. Se encuentra haciéndolo, manchándote las manos, equivocándote, volviendo a intentarlo, sabiendo que no pasa nada porque la primera olla no sea espectacular.

Porque esa no es tu mejor pieza. Es solo la primera. Y sin esa… no hay ninguna otra.

Evitar el error a toda costa es condenarte a la inmovilidad. Para encontrar tu voz, tienes que pensar menos y moverte más.

Maya Angelou dice: “No puedes agotar la creatividad. Cuanto más la usas, más tienes.”

Ahí esta la clave: no solo se trata de hacer para mejorar.

También se trata de hacer para abrir el grifo. Para que no se oxide. Para que no se cierre.

Y hay algo más que descubrí observando a mis alumnas y a mí misma: cuanto más haces, más conectas no solo con tu creatividad, sino también con tu contenido.

Más cariño le coges. Más orgullosa te sientes. Más valor le das.

Lo llaman el efecto IKEA.

Sí, sí, ¡como la marca!

De hecho, hay un estudio que demostró que las personas valoramos mucho más los objetos que hemos construido con nuestras propias manos, incluso aunque estén torcidos o tengan defectos. No porque sean mejores, sino porque los hicimos nosotras. Porque los sentimos nuestros. Como cuando montamos un mueble de IKEA. De ahí, el nombre…

Con nuestra voz pasa igual.

Cuando por fin encuentras una forma de expresarte que se siente auténtica, no perfecta, pero sí tuya… empiezas a sentir orgullo.

Empiezas a disfrutar.

Y, sin darte cuenta, empiezas a sostenerte con más fuerza.

Porque construir tu voz también es construir pertenencia. A tu propio discurso. A tu historia. A lo que vienes a decir.

Así que si tuviera que darte un solo consejo hoy para encontrar tu voz, sería este: empieza a hacer. Aunque no lo creas el movimiento de nuestras manos nos ayuda a aclararnos más que la quietud de la mente.

Para eso comprométete con el paso más pequeño que te atrevas a dar. No importa si es minúsculo.

Este paso es como el tapón que descorcha la botella. Su función es la de sacarte de lo estático y ponerte en el camino, nada más. Su función es la de liberarte, sin más. 

No necesitas decidir ahora cuál va a ser tu voz y crear un plan de contenidos perfecto para los próximos 30 días. Se trata simplemente de comprometerte a experimentar en tu siguiente contenido y ver qué pasa a partir de ahí. 

Se trata de dar un paso pequeño sin sobre-pensar y no decidir cuál será el paso que le sigue (ni pensar en él) hasta que no hayas dado el primero. Comprométete solo cada vez con el siguiente paso.

Mi segunda recomendación es el silencio selectivo. Es decir, que evites las voces que ahora mismo no te están sumando, que te están haciendo ruido en la cabeza, que te están alejando de tus objetivos. Vamos, que uses la opción de silenciar cuentas en Instagram con alegría y sin miramientos.

Todos sabemos que hay cuentas que nos inspiran, nos potencian, nos impulsan, nos hacen soñar, nos hacen sentir cosas positivas… Y otras, sin embargo, nos llevan a la comparación constante, a sentirnos pequeñitas, a pensar que vamos tarde, que se nos han adelantado, que ya no tiene sentido hacer lo que queremos hacer…

Esto no depende del talento de las personas que están detrás de esas cuentas. Podemos seguir a personas súper talentosas que no nos hacen sentir pequeñitas ni enredarnos en comparaciones constantes.

No se trata del talento en sí de la persona que está al otro lado, sino de los sentimientos que provocan en nosotras.

Cuando estamos buscando nuestra propia voz, todo este ruido sobra, porque es un lastre que nos bloquea, nos minimiza y nos paraliza. Así que, para dar ese primer paso que tanto cuesta, saca cosas de tu mochila… y de tu mente.

Y si te he hablo del silencio selectivo, no puedo cerrar esta ronda de consejos sin recomendarte el eco activo. Buscar resonancias dentro de ti, con intención, con conciencia, con escucha atenta. Para esto, revisa a las 7 creadoras que más te inspiran… y encuentra lo que ves en ellas pero que, a su vez, ya vive en ti.

No te fijes solo en lo que te emociona de ellas. Esta vez, observa con otros ojos: ¿qué tienen que te gusta porque también lo reconoces en ti?

Haz una lista. No para imitar, sino para identificar lo que ya existe en ti en versión semilla. Porque a veces admiramos fuera lo que todavía no nos hemos atrevido a cultivar dentro.

Tu voz no es una habitación vacía que hay que amueblar desde cero.

Tu voz ya estaba ahí. Solo que a veces está a oscuras, y hay que encender la luz.

A veces está enterrada bajo demasiado ruido, demasiada exigencia, demasiadas dudas… y hay que hacer silencio.

A veces está esperando a que alguien la escuche… y ese alguien eres tú.

No se trata de inventarte. Se trata de encontrarte.

De reconocerte en lo que ya está.

De escucharte sin miedo.

Y decir, por fin, con todas las letras: esta soy yo.

Recuerda que también tienes la opción de escuchar estos episodios en mi podcast en vez de leerlos. ¡De hecho, te lo recomiendo porque la experiencia es mucho más potente!

Si quieres estar al día cuando haya episodios nuevos, inscríbete en mi newsletter «Hay un oso panda en mi ensalada». Al inscribirte, descubrirás por qué se llama así 😉. Y tendrás acceso a una montaña de consejos e información extra que no encontrarás aquí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

susana_torralbo_baja-106

¡Hola, caracola!

Si es la primera vez que vienes por aquí, me presento: soy Susana, una publicista con una cámara pegada en la mano. Éste es el lugar desde el que comparto todo lo que sé sobre comunicación, marketing y publicidad (y sobre donuts, mi madre, lo divino, lo humano…). Quédate un rato conmigo; ¡las risas están aseguradas!

Suscríbete

Y consigue mi guía gratuita para aumentar tu audiencia en Instagram y convertir seguidores en clientes.

Categorías

Vente a mi escuela comunicación y marketing online y aprende sobre Instagram, storytelling, lanzamientos… con los cursos más completos y cuidados que hayas visto jamás.

¿Conoces mi curso Up & Roll?

Es el único curso en castellano que aborda el proceso completo en Instagram de principio a fin. Branding, fotografía, redacción de textos, estrategias de crecimiento…