
Querida amiga, hace poco leí un dato que me impactó:
- La mayoría de los emprendedores que empiezan en Instagram abandonan antes de ver resultados porque no saben cómo hacerlo crecer sin agotarse en el intento.
- Muy pocas cuentas logran un crecimiento estable y sostenible en el tiempo sin recurrir a publicidad de pago constante.
Cuando vi este estudio, aunque me impactó, le encontré mucho sentido.
Porque lo veo cada día.
Mujeres talentosas y trabajadoras que empiezan con toda la ilusión y, al cabo de un tiempo, se sienten estancadas. Publican, pero no ven resultados. Se esfuerzan, pero no consiguen la visibilidad que esperaban.
Se frustran, porque sienten que no tienen control sobre lo que pasa.
Y aquí es donde muchas tiran la toalla. Porque el problema parece estar fuera.
El algoritmo.
La competencia.
La saturación.
Los cambios continuos en la plataforma.
Y sí, hay cosas que podrían ser mucho más sencillas (y de hecho, cada día me levanto con esa misión, para enseñarte que hay un modo más liviano, juguetón y sencillo de conseguir resultados en Instagram; cada día me levanto para acompañarte a cambiar las reglas del juego, para enseñarte cómo educar al algoritmo de modo que te haga más visible).
Pero muchas veces se nos olvida mirar dentro.
Si todo fuera culpa de Instagram, ¿cómo explicamos que haya personas a las que sí les funciona? ¿Qué están haciendo diferente?
Voy a empezar con una pregunta incómoda:
Si mañana Instagram desapareciera, ¿seguiría existiendo tu mensaje?
Si de repente no hubiera un algoritmo, ni reels, ni likes, ni tendencias que perseguir, ¿seguirías teniendo algo que decir?
Nos pasamos la vida tratando de «descifrar» Instagram.
¿Qué está funcionando ahora?
¿Qué está en tendencia?
¿Qué color atrae más la atención?
¿Qué hook es más viral?
Pero esa no es la pregunta más importante.
La pregunta es: si no tuvieras que preocuparte por lo que funciona, por lo que da alcance, por lo que se comparte… ¿qué dirías realmente?
Porque muchas veces pensamos que lo que nos frena es el algoritmo. Sin embargo, lo que nos frena es que nos hemos volcado tanto en el funcionamiento externo de la plataforma que nos hemos olvidado de lo más importante: nuestro mensaje.
Cuando alguien me dice: «Instagram no me funciona», siempre pregunto lo mismo: «¿Qué quieres decir con ‘no me funciona’?» Y ahí es cuando empiezan las respuestas:
«No crezco.»
«No vendo.»
«No llego a la gente correcta.»
«No sé qué publicar.»
Pero hay una respuesta que nadie dice en voz alta y que, sin embargo, es la más importante de todas:
«No me siento conectada con lo que estoy diciendo.» “Es más, no sé lo que estoy diciendo porque todo son prisas, y ruido y presión y tengo tantas cosas que hacer que realmente me he desconectado de lo que quiero decir”.
Cuando no sientes conexión con tu propio mensaje, cuando te centras más en el hook, el tip y el hack que en «decir lo que realmente importa», cuando tu contenido se construye desde la urgencia y no desde la raíz, las personas lo notan. Y si las personas no sienten nada, no hay impacto.
Si tu contenido no está generando el impacto que esperas, hay algo que necesitas mirar más de cerca.
Instagram es un altavoz. Es la manera de poner tu negocio delante de más personas. Personas que, de otro modo, puede que nunca lleguen a conocerte.
Es la posibilidad de conectar con quienes necesitan lo que ofreces.
Pero eso solo pasa cuando usas Instagram como un medio, no como un fin.
Si hoy sientes que Instagram es una carga…
Si sientes que cada post es una obligación…
Si sientes que te pasas el día probando estrategias sin ver avances…
Es porque has olvidado que Instagram no es el objetivo. Es solo un vehículo para lo que realmente importa. Y lo que realmente importa es lo que tú tienes para decir.
Instagram no te va a dar lo que no existe en tu negocio. Si no tienes un mensaje claro, no hay estrategia que lo arregle. Y un mensaje claro no se crea desde la prisa ni desde la presión. Se crea buceando bien adentro. Se crea con ensayo y error. Se crea indagando mucho en lo que te quema por dentro y te conecta con lo que haces y para quién lo haces. Un mensaje claro se crea cuando dejas de preguntarte qué vas a publicar hoy y empiezas a preguntarte qué quieres construir hoy.
El error más grande que veo es este:
Tratar de construir la visibilidad antes de haber construido el mensaje.
Porque la visibilidad sin mensaje es ruido.
Por eso no se trata de publicar más. Se trata de ir más profundo. De conectar con la raíz de lo que realmente quieres decir. De dejar de preocuparte por los trucos de alcance y empezar a preocuparte por el impacto real. De dejar de pensar en qué funciona y empezar a pensar en qué resuena.
Porque si Instagram no te está funcionando, la pregunta no es «¿qué estoy haciendo mal?».
La pregunta es «¿qué no estoy diciendo?» “¿En qué no he profundizado lo suficiente?” “¿Qué tecla de lo que siente mi público no estoy sabiendo tocar?”
Si has creado un negocio, tienes que asumir algo:
Eres el altavoz, el motor y el alma de tu negocio.
Y si quieres dejar de depender de los cambios constantes de una plataforma, si quieres que Instagram funcione para ti sin sentir que te arrastra,si quieres que tu mensaje resuene sin necesidad de estar cada día luchando por atención…
Tienes que aprender a comunicar desde la raíz.
No desde la urgencia.
No desde la comparación.
Desde tu verdad.
Y eso significa aparcar los miedos y poner tu voz y tu alma en los mensajes que construyes.
Mostrarte con las manos desnudas y el corazón al aire.
Crear un mensaje tan honesto y tan vibrante, y un universo de marca tan conectado con tu público, que estés presente incluso sin estar continuamente presente.
Los trucos de alcance se aprenden, las reglas del juego se descubren, las habilidades para crear mejor contenido se adquieren…
Pero antes de todo eso debes estar dispuesta a asumir una misión más importante: salir de la urgencia y reconectar con tu proyecto para comunicarlo de un modo mucho más profundo. Conectar con ese fuego que te ardía en el pecho cuando decidiste emprender. Conectar con esa llama que ilumina el mundo. Quitar la niebla de lo que dices y de cómo lo dices. No me importa si haces tazas, pendientes o páginas web. Tu llama puede iluminar y calentar a muchas personas. Y merece ser vista desde los ojos del amor.
Instagram puede funcionar para ti.
No porque tengas el post perfecto.
No porque domines el algoritmo.
No porque encuentres el color exacto que atrae más miradas.
Sino porque cuando hablas desde un lugar más conectado y profundo, el mundo escucha.
Y cuando el mundo escucha, el impacto llega.
Así que si hoy, mientras me escuchabas, algo dentro de ti ha resonado…
Si sientes ese eco en el pecho.
Déjame decirte algo:
En tu interior anida una visión más grande de lo que estás comunicando.
Y no necesitas esperar más para empezar a ponerle voz.
Quizás ahora solo veas sombras, dudas, preguntas sin respuesta.
Pero nadie descubre su luz quedándose quieto.
Porque el fuego no sabe de qué es capaz hasta que alguien lo enciende.
Y entonces descubres, con sorpresa, el incendio que estás destinada a ser.
Recuerda que también tienes la opción de escuchar estos episodios en mi podcast en vez de leerlos. ¡De hecho, te lo recomiendo porque la experiencia es mucho más potente!
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Un comentario
He pendido la cuenta de las frases de este post que he anotado en mi cuaderno. Algunas me hacen sentir incómoda porque me demuestran que a veces me pierdo en el ruido y la urgencia. Pero al momento aparece la siguiente, cómo bálsamo para las heridas, y me hace recordar que el mensaje está, solo hay que volver a sacarlo a luz y dejar que vaya iluminando el camino.
Gracias Susana, por estas NL que me reconectan, me inspiran y me hacen sonreír (o reir carcajadas incluso).