Esta mañana, mientras desayunaba, entré en Stories. Intercalaba un sorbo de té con trocitos de vidas ajenas. De repente, en mi pantalla, un cumpleaños con una tarta llena de frambuesas.
Otro sorbo. Y otra historia. Una captura de pantalla. Eran las estadísticas del último Reel de una influencer. No estaba contenta (las compartía por eso).
Para ponerte en contexto, se trata de una creadora de contenido que tuvo mucho éxito durante los primeros años de Instagram. La vi crecer como la espuma con sus increíbles fotos. Me acuerdo bien de esa etapa. Su feed era una sucesión de fotos de sus viajes por el mundo, a cada cual más alucinante, que aglutinaban una cantidad desorbitada de likes.
Apenas un par de palabras debajo de cada imagen bastaban en esos años en los que la espectacularidad de los sitios a los que viajaba y su arte con la fotografía eran más que suficientes. Aquellos tiempos en los que aún no lo habíamos visto todo y nos dejábamos sorprender por las imágenes.
Después llegaron la pandemia, los reels y su primer bebé. Sigue escuchando aquí abajo para conocer el desenlace de estas stories.
Si lo tuyo es leer más que escuchar, inscríbete en mi newsletter «Hay un oso panda en mi ensalada» para que te llegue cada episodio en formato texto. Y sí, al inscribirte, también descubrirás por qué mi newsletter se llama así 😉.