
Querida amiga, llevo semanas con la piel de gallina.
Y no es por el frío. Podría ser, porque el final del invierno está siendo intenso (al menos, aquí donde yo vivo), pero no…
Cada viernes, cuando publico un nuevo episodio (y, sobre todo, si en ese episodio he tocado el tema de Instagram), recibo decenas de mensajes de personas que me dicen que he definido a la perfección su situación, que han estado dando palos de ciego y que sienten ganas de llorar.
Cuando me llega un mensaje así, de forma puntual, me emociono porque siento que he conectado con las vivencias de alguien, es decir, que una persona se ha sentido vista, escuchada y comprendida en mis palabras.
Pero cuando no paran de llegar mensajes de personas diferentes diciendo exactamente lo mismo, me doy cuenta de que esto es más grande, que no es un caso aislado sino una sensación compartida. Me doy cuenta de que no es casualidad. Que hay un patrón. Que algo en la forma en que estamos usando Instagram nos está drenando más de lo que nos está impulsando.
Pero yo creo que hay una clave en todo esto que muchas veces se nos escapa.
Verás, yo estoy convencida de que todos, como creadores de contenido, tenemos un superpoder.
Un talento, una manera de hacer las cosas que nos sale tan natural que ni siquiera la vemos. Algo que, cuando lo usamos, no solo nos resulta fácil, sino que nos hace sobresalir.
El problema es que muchas veces, en lugar de apoyarnos en ese superpoder, se nos va toda la energía intentando cubrir nuestras carencias (hacer mejores fotos, editar mejor el siguiente vídeo, hablar a cámara aunque nos cueste la vida…). Pero es muy difícil sobresalir cuando estás compensando una debilidad.
Imagina que tienes en tus manos un saco de arena y que con ese saco puedes hacer dos cosas: rellenar un agujero para que no se note que está ahí y que ese trozo de terreno quede al mismo nivel que el resto de la superficie; o formar una montaña echando toda la arena no sobre un agujero sino sobre un terreno plano.
La primera opción te deja con un suelo uniforme, sin baches, pero sin nada que destaque. La segunda, en cambio, te da altura. Te hace visible. Te diferencia.
Y esto es exactamente lo que pasa con Instagram: puedes invertir toda tu energía en tapar lo que crees que te falta o puedes usarla para potenciar lo que ya tienes y que te hace única.
El problema es que la mayoría nos pasamos la vida rellenando agujeros. Y en ese proceso, se nos olvida construir nuestra montaña.
Ojo, por supuesto que es bueno fortalecer nuestros puntos débiles. Si no se te da bien escribir guiones, pero aprendes y los mejoras, por supuesto que tu contenido va a funcionar mejor.
Si la edición de vídeo te resulta un desafío, aprender técnicas nuevas siempre te va a dar alas creativas para que sepas cómo se crea el contenido que tienes en tu cabeza y que ahora mismo no sabes llevar a la realidad. Mejorar habilidades por supuesto que ayuda. Pero hay una diferencia enorme entre mejorar una habilidad para sentirte más cómoda y hacer de eso el centro de tu estrategia, relegando lo que realmente te hace destacar.
Lo que observo en la mayoría de alumnas y creadoras con las que trabajo es que no se han parado en ningún momento a descubrir cuál es ese superpoder que ya tienen y ver cómo pueden aprovecharlo para sobresalir.
He creado una clase nueva para Up and Roll que se llama “Descubre tu superpoder” precisamente por eso. Porque no se trata de abarcarlo todo… y terminar agotadas.
Instagram no se trata de hacer más. Se trata de hacer mejor. Se trata de encontrar eso que te hace única y potenciarlo. De identificar cuál es tu manera de comunicar, de conectar, de contar historias.
Porque cuando usas Instagram desde tu superpoder, todo cambia. No solo dejas de sentir que estás remando contra corriente, sino que empiezas a ver resultados sin quemarte en el proceso.
Es hora de que dejes de mirar en mil direcciones y elegir, de una vez por todas, aquello que ya está en ti, aquello que llevas dentro, aquello que te hace destacar sin esfuerzo.
Porque antes de aprender a hacer mejor lo que no se te da bien, necesitas encontrar lo que ya haces de forma única.
En algún momento, hemos interiorizado que para destacar en algo, hay que saber hacerlo todo. Que si quieres crecer en Instagram, tienes que ser buena en diseño, en edición de vídeo, en storytelling, en tendencias, en copywriting, en fotografía, en estrategia, en algoritmos, en todo. Y, por supuesto, son cosas que se pueden aprender y mejorar.
Pero hay un problema con esto. Cuando intentas hacerlo todo (y lo intentas de golpe, sin tener un punto fuerte de partida ya detectado), lo más probable es que termines diluyéndote.
Cuando intentas ser buena en cien cosas, terminas siendo aceptable en todas… pero brillante en ninguna.
Y ese es el error: no necesitas ser la mejor en todo. Solo necesitas encontrar esa cosa que, cuando la haces, se nota.
La que se te da bien sin esfuerzo.
La que disfrutas tanto que no pesa.
La que hace que la gente te recuerde.
Tu superpoder.
Imagínate que Instagram es un gran escenario. Hay miles de cuentas compitiendo por la atención del público. Algunas lo consiguen porque gritan más fuerte. Otras porque publican más. Otras porque son más insistentes, más persistentes, más ruidosas.
Pero hay otro grupo.
Cuentas que no necesitan gritar, ni insistir, ni estar todo el día publicando. Cuentas que destacan sin esfuerzo porque tienen algo que las hace únicas. Algo que las diferencia. Algo que enamora al primer golpe de vista.
Ese algo es su superpoder.
El problema es que muchas veces nos cuesta identificar el nuestro.
Porque creemos que debería ser algo espectacular.
Porque nos parece tan obvio que ni siquiera lo valoramos.
Porque estamos demasiado ocupadas tratando de encajar en lo que deberíamos hacer en lugar de mirar lo que ya somos.
Así que déjame preguntarte algo:
- ¿Qué es lo primero que la gente dice de ti cuando te describe?
- ¿Qué haces sin esfuerzo, sin que nadie te lo enseñe, sin que tengas que pensarlo demasiado?
- ¿Qué contenido consumes hasta el final porque te atrapa completamente?
- ¿Cuándo fue la última vez que alguien te dijo «me encanta cómo explicas esto» o «tienes un talento especial para esto»?
Si alguna de estas preguntas te ha hecho pensar, ahí puede estar tu respuesta.
Y si aún no la tienes clara, sigue escuchando.
Porque no hay una única manera de destacar.
Hay quienes destacan porque tienen un estilo tan personal que se reconoce a kilómetros.
Hay quien ha hecho de su manera de editar su sello inconfundible.
Hay quienes atrapan con su manera de hablar a cámara.
O quienes provocan un click mental en sus seguidores con cada publicación.
O quienes emocionan con sus historias, con su manera de contar, con su sensibilidad.
O quienes han encontrado una manera única de mostrar su mundo, su día a día, su estética, su universo.
No se trata de ser la mejor en todo. Se trata de encontrar qué es lo que te hace especial y hacerlo tuyo.
Porque lo importante no es que encajes en un molde. Lo importante es que encuentres tu propia forma de estar en el mundo.
No se trata de cambiar quién eres. Se trata de usar lo que ya tienes. Aquí no estamos inventando una versión de ti que no existe.
No se trata de que te fuerces a ser más divertida si no lo eres.
O de que hagas vídeos elaborados si lo tuyo es escribir.
O de que te obsesiones con las tendencias si lo que realmente disfrutas es hacer las cosas a tu manera.
Se trata de revisar las cartas que ya tienes en la mano.
Porque cuando juegas con lo que ya está en ti, con lo que se te da bien sin esfuerzo, todo fluye de otra manera.
Tu contenido no pesa.
Tu cuenta no es una carga.
Tu creatividad no se agota.
Porque ya no estás intentando ser alguien que no eres. Solo estás amplificando lo que ya te hace inconfundible.
Hace tiempo me anoté la cita de un libro y creo que encaja perfecto aquí: “Cuida los aspectos más maravillosos de ti misma y vuélcate en ellos; dedica la mayor parte de tu tiempo a tus mayores fortalezas. No estás aquí solamente para compensar tus defectos o equilibrarte en todos los aspectos, ni tampoco para hacer crecer partes de ti que nunca estuvieron destinadas a alcanzar su plenitud.”
Así que la próxima vez que sientas la tentación de rellenar huecos…
Acuérdate de esto:
No se trata de ser la mejor en todo.
No se trata de correr en todas direcciones.
No se trata de apagar lo que te hace única para intentar ser como el resto.
Se trata de encenderlo.
Y de sostenerlo con orgullo.
Y si quieres, a partir de ahí, mejoramos, matizamos, aprendemos, crecemos… y lo construimos juntas. Cuenta conmigo. Pero, sobre todo, cuenta contigo.
Recuerda que también tienes la opción de escuchar estos episodios en mi podcast en vez de leerlos. ¡De hecho, te lo recomiendo porque la experiencia es mucho más potente!
Si quieres estar al día cuando haya episodios nuevos, inscríbete en mi newsletter «Hay un oso panda en mi ensalada». Al inscribirte, descubrirás por qué se llama así . Y tendrás acceso a una montaña de consejos e información extra que no encontrarás aquí.