Quiero emprender: ¿por dónde empiezo?

emprender por dónde empiezo

 

Queridos lectores, como publicista curtida en su sector (y con más primaveras de las que me interesa admitir), debería empezar el post de hoy haciendo alarde de mis conocimientos y presumiendo de que cuando yo emprendí, iba con la lección aprendida y contaba con esa ventaja que sólo puedes tener cuando te has dedicado al marketing desde el día de tu comunión. Pero sería vender una verdad de chichinabo, falsa como los ojos de Espinete. Y no estamos aquí maltratando el teclado para contar tonterías. Así que empezaré con sinceridad: cuando yo emprendí tenía prácticamente las mismas dudas que cualquier hijo de vecino. Porque una cosa es lo que estudias en la carrera o lo que pones en práctica con empresas con presupuestos aceptables y otra es ser tú mismo la empresa y tener el bolsillo más seco que las cañerías de una pirámide. En ese caso, el orden de los factores es fundamental. Además, por muy pro del marketing que seas, a emprender no te enseña nadie. Y ahí sí que la hemos liado. Se van a suceder un sindiós de dudas y tropiezos que sólo puede evitarte, parcialmente, aquel que ya ha recorrido ese mismo camino y, en su infinita generosidad, decide compartir contigo un poco de información privilegiada.

Cuando hago sesiones de asesoramiento con gente que tiene un proyecto entre manos, la pregunta más habitual es: ¿por dónde empiezo? ¿Qué hago? ¿Me doy de alta como autónomo desde el mismísimo nanosegundo en que la palabra emprender aparece en mi mente? ¿Le voy donando el hígado a la Tesorería de la Seguridad Social y medio pulmón a Hacienda? ¿Me hago primero el logo o la web? ¿Volverá algún día la falda-pantalón? ¿Me abro cuenta en todas las redes sociales, en algunas o en ninguna? ¿Lo hago ahora o me espero a tener la web? ¿Me inmolo ya o lo dejo para luego?

Ya sabes que yo no soy nada partidaria de las fórmulas mágicas y que para mí lo único que funciona llueva, nieve o ventee es el gazpacho. Pero voy a intentar dar respuestas que puedan aplicarse a la mayoría de los casos (teniendo en cuenta de que un gran porcentaje de mis lectores tienen el mismo perfil que yo).

 

Ser legal sin sacrificar tus órganos vitales

Ya lo hemos hablado muchas veces por aquí. Emprender, en España, de forma legal es un atraco a mano armada. Por mucha cuota reducida que puedas tener los primeros seis meses, cuando quieres darte cuenta, ya estás pagando la súper cuota de casi 300 euros al mes, un IRPF del 20% porque sí, ganes lo que ganes, y un IVA de facturas que puede que ni siquiera hayas cobrado aún. Y como te pongas tonto, te hacen caminar sobre clavos ardiendo y recitar la Biblia en arameo. No es de extrañar que la mayoría de la gente tenga reparos en darse de alta sin saber cómo va a funcionar su negocio. Por eso, antes de empezar te recomiendo que hagas 2 cosas:

  1. Informarte en una cooperativa. Dependiendo de tu actividad, la frecuencia y los beneficios, puedes recurrir como solución temporal a facturar a través de una cooperativa. Te animo a que contactes con alguna por teléfono para que te informen bien de todos los detalles. Si escribes en tu buscador «cooperativa para facturar», sólo con los resultados de la primera página ya tienes dónde elegir. Yo misma recurrí a una de estas cooperativas al principio de mi actividad.
  2. Pedir cita en un gestor para que te asesore. Para estar seguros de qué opciones tenemos, ver cuál es la que más nos conviene y tener la tranquilidad de estar haciendo lo correcto, te aconsejo que solicites una cita puntual en una gestoría (importante que sea una gestoría y no un organismo público porque ahí sólo te hablarán del alta en la Seguridad Social como única vía posible).

 

¿El logo o la web?

Si el presupuesto no te llega para ambas cosas desde el principio, sin duda yo apostaría por invertir en una identidad corporativa profesional y hacerte tú mismo una web sencilla o un blog básico, muy minimalista. Si el diseño no es lo tuyo, es muy que al hacerte tú mismo el logo termines teniendo una imagen amateur que no deseas. Sin embargo, con un logo potente, puedes permitirte el lujo, durante un tiempo, de contar con una web o un blog muy básicos, sin apenas diseño (no intentes diseñar si no sabes, menos es más), porque ya sólo con el logo tendrá cierto toque profesional. Por supuesto, esto es una solución temporal. Tener una web profesional es infinitamente mejor que una web hecha por ti mismo lo mires por donde lo mires. Que una cosa es ser apañado y otra entender de todo y ser el Leonardo da Vinci del siglo XXI.  Pero si en un principio debes elegir entre ambas cosas, esa es mi recomendación.

 

¿Y qué hay de las redes sociales?

Para empezar a comunicarte a través de redes sociales no necesitas una web. De hecho, hay muchos negocios que durante meses (e incluso años) funcionan sólo con sus redes sociales. Si haces esto, cuando al fin estrenes web, ya tendrás una audiencia a la que comunicarlo y a la que derivar allí para posicionar tu página en Google antes y mejor. En cuanto a las redes en las que debes estar, no son todas las que existen, sino todas aquellas en las que está tu cliente. Pero, de partida, no te recomiendo abrir cuenta en todas esas, sino en un máximo de dos. Cuando te hayas hecho tu hueco, tengas una voz definida y te hayas habituado a la difícil tarea de gestionarlas y publicar contenido con regularidad, puedes plantearte seguir abriendo horizontes.

 

Como ves, en lo que a emprender toca, el orden de los factores sí altera el producto. El producto, el servicio, tu salud mental, el equilibrio de los campos gravitatorios y el devenir de nuestra galaxia. Y si no, prueba a hacer primero una tortilla, batir el huevo después y seguir viviendo como si nada. Imposible. Como los párpados de Espinete.

 

¡Hasta la semana que viene!

 

 

4 comentarios

  1. Muy buen post!!!

    Es claro, conciso y concreto.

    Tener a alguien que te dé un consejo, uno de verdad y no pensando en que vas a montar Coca-Cola, es algo muy importante.

    En mi caso, empecé hace tres años, cerré hace uno y volví a abrir, ahora ya con algo más de idea, en febrero de este año.

    Cada persona es un mundo, cada caso es diferente, y en mi mundo viven todos los que fueron inquilinos en Arkham, creo, porque estos tres años han sido una locura, una que parece que empieza a aclarar entre la espesura.

    En fin: lo de la gestoría, aconsejable desde el momento 0. Yo añadiría que, si no eres experto, inviertas antes en que una gestoría te lleve el papeleo, al menos las declaraciones trimestrales, que en cualquier otra cosa.

    Y lo del logo y la web, por ese orden (os lo dice una diseñadora web!!!).

    Y el tema de la cooperativa, más que recomendable. Hay algunas actividades para las que no sirven pero, como todo, es cuestión de informarse.

    Gracias Susana por compartir con nosotros. Algunas cosas las hemos aprendido a base de tortazos, pero es bueno, cuando vas por un camino, que te digan si el próximo paso es en tierra firme o arenas movedizas!!!

    1. Totalmente de acuerdo, María. Lo de delegar el papeleo a la gestoría me parece fundamental. Hay terrenos en los que no es bueno jugar a saber de todo. Además de que te libras de multas innecesarias y un montón de quebraderos de cabeza, puedes concentrarte en lo que verdaderamente se te da bien y eres productivo. Gracias por compartir tu experiencia y ayudar a que otros se peguen menos tortazos que nosotras. ¡Un besazo!

  2. Super útil! ¿Por donde empiezo? es la pregunta que llevo meses haciéndome mientras termino y no de atraverme a lanzarme a esto de emprender, y ni si quiera habia recaido en la parte legal. Mi idea era: cuando tenga mi primer encargo ya entonces lo miro.
    Me parece muy buena idea lo de ir abriendo un par de redes sociales aunque aún no tengas web para ir haciéndote con una agenda, pero tengo la duda de qué contenidos pones ahí si todavia no estás en marcha. En mi caso soy diseñadora gráfica y no se si sería más util ir abriendo el blog, volcar los artículos en las redes sociales y ya luego ir creando la web en condiciones…

    1. ¡Hola, Miriam! Yo plantearía las redes en un principio para ir trabajando tu marca personal, dando pinceladas sobre ti y sobre tu trabajo. Si te fijas en mi Instagram, por ejemplo, a excepción de los miércoles, que es el día que publico post, no suelo publicar contenido directamente relacionado con mi trabajo.

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