Marketing online para introvertidos

Nacer tímido es una lata. Llevo años oyendo que la timidez tiene su encanto. Pamplinas. Yo a la mía aún no se lo he encontrado, y eso que llevamos muchos lustros juntas, haciéndonos mutua compañía. El encanto está sobrevalorado. Y las mentiras compasivas también. A mí la timidez sólo me ha proporcionado 3 cosas en la vida: la increíble capacidad de transformar mi cara en una bola de fuego, que ríete tú del sol; una colección inmensa de momentos bochornosos para mi recuerdo y martirio; y unas ganas infinitas de inmolarme cada vez que tengo que hablar en público.   

El asunto tiene su miga. Cualquier contacto con un elemento desconocido hace saltar las alarmas como si te hubieras tragado un camión de bomberos. A partir de ese momento, todo es descontrol, desasosiego y ganas de salir huyendo sin parar hasta el refugio más próximo. Porque la timidez es ingobernable, como mi madre, cuando se empeña en venir a traerme un tupper.

Por suerte (o por desgracia, según se mire), yo padezco una suerte de timidez insólita que sólo se manifiesta en el tú a tú. En la vida 2.0 derrocho extroversión por los cuatro costados y, al parecer, una pizca de poca vergüenza. Y es que cuando recomiendo a mis clientes trabajar su marca personal un poco más en redes sociales, dejarse ver, tener una comunicación más directa y personal, etc., siempre me comentan lo mismo: “yo no soy como tú”, “yo no sirvo para eso”, “me da muchísima vergüenza”, “soy muy tímido”… Por eso hoy quiero hablarte sobre marketing online para profesionales introvertidos.

Ante todo, calma. Lo de “mostrarse un poco más” era metafórico. No hace falta rasgarse las vestiduras ¡ni tampoco quitárselas! Hay muchos modos de mostrarse que no implican necesariamente aparecer en una foto luciendo carnes, morro o lo que guste, ni abrir en canal tu yo interno. Se trata de dar pinceladas y pequeños detalles que ayuden a conectar, interactuar y generar empatía. Cada uno debe trazar la línea entre lo público y lo privado en un punto en el que se sienta cómodo. Pero es bueno explorar esa frontera y ver qué posibilidades hay dentro de la parcela que hemos destinado a lo público: puedes hablar de tu lugar de trabajo; mostras tu mascota; publicar una cita del libro que estás leyendo justo ahora; comentar o compartir algo que te ha hecho reír; enseñar un paisaje fotografiado durante una escapada en tu fin de semana… Las opciones son muy variadas. Estoy convencida de que, sea cual sea tu nivel de timidez digital, puedes encontrar el modo de humanizar un poco tu estrategia en social media.

Lo importante es no forzarlo porque tampoco serviría de nada. Tiene que ser algo natural y relajado, como un jubilado de campo. Por eso te recomiendo que lo hagas gradualmente y vayas ampliando tus fronteras poco a poco. No se puede pasar de Mordor a Jauja en un sólo día, pero en algún momento tienes que ir hacia la luz, pequeña Caroline.

Para que se te vaya haciendo el cuerpo, te recomiendo comenzar a cambiar tu estrategia en aquella plataforma en la que te sientas mejor. Por ejemplo, si el tema de las fotos te da más reparo y te sientes más cómodo con la palabra, es aconsejable que empieces metiéndote en harina en redes como Twitter o Facebook. Si por el contrario eres como un anuncio de Fujitsu y no te gusta decir ni mu, te recomiendo probar primero con las imágenes. Esto no significa que más adelante, en un acto de temeridad sin precedentes, empieces a manifestarte en otras redes que sean adecuadas para tu negocio. Porque al final tendrás que estar en las redes en las que se encuentren tus clientes.

En cualquier caso, querido introvertido, no temas. En las redes el nivel de ridículo se ha vuelto muy flexible y la memoria, tremendamente volátil. Hoy publicamos primero y después, si acaso, pensamos. Somos así, unos yonkis del riesgo. Estamos muy locos y vamos por la vida subiendo escalones de dos en dos. Pero es que con tanta interacción, tanto follower despistado, tantos sinsentidos y tanta publicación chiripitiflaútica, nada es tan determinante como crees.

¿Te animas a dejar de hacer el avestruz y enseñarnos tu maravillosa cabecita?

 

¡Hasta la semana que viene!

 

14 comentarios

  1. Ay, no sabes cuánto te entiendo… De todos modos, a mí lo que me sirve mogollón es «actuar». Las clases de teatro dan su fruto cuando eres tímido. Paradójicamente, no me preguntes por qué, pero pensando que interpreto una obra de teatro es cuando más sincera puedo ser. Besos!

    1. A mí siempre me tocaba hacer de minoría social en lo teatros del cole: la india cuando Colón llegó a América, la matriarca, la inmigrante musulmana… Y, claro, así estoy, que no me hallo…

  2. ¡Bravo, Susana! Me ha encantado. Yo soy de esos tímidos digitales a los que le da muchísima vergüenza todo, pero tienes razón en que hay que hacer un esfuerzo. Seguiré tus consejos. No sé como lo hacer pero escribas de lo que escribas da gusto leerte. Algún día te contratara hasta para escribir las contraindicaciones y modos de uso de los medicamentos.

  3. ¡Hola Susana! Me he sentido muy identificada con el post de hoy, yo soy muy tímida on y offline jajaja… Y sé que esto me juega un flaco favor, ya que es algo que frena la conexión y empatía con los demás. Tengo una larga lista de cosas por mejorar de cara al año que viene XDDD.. Mientras tanto disfruto mucho con tus posts semanales 🙂 Feliz día!

    1. ¡Hola, Sara! Poquito a poco, no te fuerces ni lo pases mal. Un pequeño logro cada semana y, antes de que te des cuenta, serás el desparpajo en persona, al menos de forma online 8que yo creo que es más fácil). ¡Un beso!

  4. Yo soy de las tuyas, y claro, luego a veces me rebota en el offline algún momento álgido que he tenido en el on-line y me quiero morir. Magnifico post!gracias!

  5. Jajajaja, buenísimo el post, y la foto lo mejor 🙂

    Yo soy de esas timidas off y tirando a exhibicionista on. Y aunque no fue fácil soltarme, lo es infinitamente más detrás de una pantalla que en vivo, que hay que ver lo bien que me funcionan los capilares de la cara, que facilidad para el encendido.

  6. Hija, Susana, que gusto cómo lo cuentas, cuánto ánimo das! Eres la caña! Me encanta leerte.
    La superación de la timidez a mí me ha llevado al punto contrario, me suelto y parece que me han dado cuerda. Morbillo por superar algo? pues no se, pero nadie se cree que sea tímida (y lo soy mucho) e insegura

    1. Suele pasar, Ana. Hacemos tanto esfuerzo por ocultarlo que al final nos sale demasiado bien y nadie nos cree. Pero en el fondo, es eso, cuestión de esfuerzo…

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Si es la primera vez que vienes por aquí, me presento: soy Susana, una publicista con una cámara pegada en la mano. Éste es el lugar desde el que comparto todo lo que sé sobre comunicación, marketing y publicidad (y sobre donuts, mi madre, lo divino, lo humano…). Quédate un rato conmigo; ¡las risas están aseguradas!

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